La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro nos lleva a votar otra vez

Pedro no quiere tener a Pablo de ministro y Pablo necesita ser ministro para que no lo echen como líder de Podemos

Sería la cuarta vez que votamos para elegir el Congreso de los Diputados en menos de cuatro años, pero cada día parece más verosímil la idea de que la investidura de Pedro Sánchez fracase y haya que convocar nuevas elecciones generales a partir de septiembre. Casi todos los actores políticos serán responsables de que la legislatura muera tan prematuramente, pero todos coinciden en que la culpa es de los otros.

La salida más lógica, estabilizadora y duradera a la situación derivada del 26-M sería la investidura de Pedro Sanchez con el apoyo de Ciudadanos y un gobierno de coalición para cuatro años (180 votos, mayoría absoluta). Incluso serviría una solución menos sólida: pacto de investidura sin gobierno conjunto o abstención de Cs. No son posibles. Ni Sánchez ha considerado en serio estas opciones ni Albert Rivera puede, a estas alturas, desandar lo mucho andado y fulminar su estrategia de años.

¿Qué queda entonces? Una investidura basada en la alianza PSOE-Podemos que se complete con unos cuantos votos desperdigados (vascos, valencianos, cántabros) y salga adelante en segunda votación, cuando sólo hace falta que haya más síes que noes. El principal problema de esta alternativa es que Pedro Sánchez no acepta tener como ministro a Pablo Iglesias y que Pablo Iglesias necesita ser ministro para que no lo quiten de líder de Podemos. Pedro se ha inventado lo del gobierno de cooperación para devaluar el papel de Pablo (y no disgustar al PNV y otros socios necesarios) y para Pablo es cuestión de vida o muerte que él y los suyos se sienten los viernes en el Consejo de Ministros y no se conformen con secretarías de Estado o direcciones generales. Es más: si Iglesias cediera porque su pragmatismo vuela al ritmo de su naufragio, seguro que las bases de Unidas Podemos rechazarían la rácana oferta socialista.

Sin Podemos no hay investidura. Y aun con Podemos hacen falta algunos votos más. Podrían venir de Esquerra Republicana de Cataluña, que aparenta mejor disposición que en anteriores ocasiones. Ahora bien, ¿qué está dispuesto a darle Pedro Sánchez a cambio? Supongo que no lo que ya le negó antes (indulto a los presos, referéndum de autodeterminación). Entonces ERC le echó para atrás los presupuestos del Estado y le obligó a convocar elecciones. Ahora los socialistas acaban de birlarle a ERC la Alcaldía de Barcelona. No son precedentes muy favorables al pacto.

Así se aproximan nuevas elecciones.

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