Peaje maldito

El Estado también recibe unos ingresos gracias al peaje, que incluye el 21% de IVA para las arcas públicas

Por la demagogia política, que es habitual en nuestro país, tenemos varias ideas confundidas. Por ejemplo, los peajes, que están malditos, como el amarillo para los artistas. Durante los años de turno en el Gobierno de la nación, desde Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy, el PP y el PSOE se han dedicado a pedir la supresión del peaje en la autopista de Sevilla a Cádiz, siempre cuando gobernaban los otros. Fue la ministra Ana Pastor quien dijo que el peaje de la AP-4 sería suprimido cuando terminara la concesión en 2019. Nadie la creyó. Por el contrario, cuando lo ha dicho su sucesor, Íñigo de la Serna, lo han tomado más en serio. Y ahora pasa lo de siempre: es una alegría, pero entra el horror al vacío. ¿Qué haremos sin el peaje?

Porque, claro, todo el mundo piensa que se ha inventado para que se forre una empresa (todavía Abertis, que está en tratos de OPA con Atlantia). Pero resulta que el Estado (o sea, todos los españoles, en teoría) también recibe unos ingresos, gracias al peaje, que incluye el 21% de IVA para las arcas públicas. Además, se ahorran el mantenimiento de la AP-4, que corre a cuenta de la empresa concesionaria. Y que es imprescindible, pues una parte de la autopista está construida en zona casi marismeña; y por los alrededores de Jerez está al lado de terrenos inundables y a veces inundados. Necesita un mantenimiento constante, o estará hecha una porquería y llena de baches en pocos meses. En 2019, ese gasto pasará a ser del Estado (o sea, de todos los españoles), no sólo de quienes circulan por allí.

Por otra parte, podemos temer que al disponer de una vía gratis en la autopista (que perderá la P y pasaría a ser A-4) no se complete la alternativa. Es improbable que se culmine el desdoble, en lo que ahora se conoce como la carretera nacional, para convertirla en autovía desde Jerez a Sevilla. Teniendo en cuenta que entre Jerez y Cádiz ya hay un desdoble doble, con la antigua autopista y la autovía. Eso permite usar, con fluidez, ambas. También ha facilitado que muchos gaditanos residan en Jerez, donde las viviendas son más baratas.

Así que todo el proceso tendrá consecuencias, ahora silenciadas. Es muy probable que los mismos partidos (o sea, el PP y el PSOE) que han reclamado el fin del peaje cuando gobernaban los otros, propongan en torno a 2020 un nuevo peaje más baratito y que lo cobre el Estado (que somos todos) directamente. Y no sólo aquí, sino en otras autopistas españolas que pasarán a titularidad estatal. Así que, al final, puede ocurrir que la maldición del peaje se les vuelva en contra. Y hasta que lo vuelvan a reinventar, tras un periodo de paripé.

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