EL Pay-Pay es un local muy recomendable que merece la pena visitar. Fue uno de los pioneros en la reciente reestructuración del barrio del Pópulo. Toma su nombre de un establecimiento que estuvo ubicado en el mismo sitio.

Un pay-pay también es un aparato de origen oriental que se emplea para combatir el calor. Fue superado, en resistencia y efectividad, por los abanicos, aunque comparten el mismo mecanismo de funcionamiento básico. Cuando un abanico es electrónico se llama ventilador, y para generar la corriente eléctrica que precisan los ventiladores se pueden emplear unos aparatos productores de energía eólica que tienen forma de hélice y que son muy frecuentes de ver en nuestra provincia. Pero lo que es más frecuente aún es verlos parados, y no en solidaridad por el alto índice de desempleo de nuestra provincia, sino que, según me cuentan, no se ponen en funcionamiento hasta que el viento no alcanza cierta velocidad, y además se paran cuando la velocidad es excesiva porque pueden romperse.

Esto me suena a cierta leyenda negra que sufre el cuerpo de funcionarios del estado, que dice que si se tiene poco trabajo para qué hacerlo pudiendo esperar, y que cuando el trabajo es excesivo, entonces no se puede hacer. Pero es un desperdicio tener esas hélices con torres enormes tanto tiempo ociosas. Se me ocurre que podrían utilizarse como soporte de anuncios gigantescos donde colocar propaganda política del tipo: "Yo hice el segundo puente", o "No, el segundo puente lo hice yo"; o también campañas institucionales como: "Vamos a usar el segundo puente que yo he hecho".

Pero es preferible que sean las empresas privadas las que utilicen los espacios publicitarios. Así se podrían poner anuncios del tipo: "Se hacen segundos puentes de primera", o "Puentes de lujo, segundos y terceros". Y con toda esta iniciativa publicitaria las empresas interesadas en poner anuncios harían pay-pay (del inglés, pagar-pagar), lo que daría nombre a las torres eólicas publicitarias: los pay-pays.