LÍNEA DE FONDO

Pedro M. Espinosa / Pespinosa@diariodecadiz.com

Pau Gasol y las estrellas

El catalán llega al equipo más glamuroso del planeta, el de Hollywood, el que busca títulos

SI hay un equipo glamuroso en el planeta ese es Los Angeles Lakers, el conjunto de las estrellas de Hollywood, el que despierta pasiones no sólo en Estados Unidos, el que colma las aspiraciones de cualquier jugador de baloncesto, incluido un chico de Sant Boi, muy alto, muy bueno, pero que hasta el momento no había dado ese salto de calidad que tanto anhelaba.

Pau Gasol jugará a partir de ahora a las órdenes de Phil Jackson, el entrenador que hizo grande a los Chicago Bulls y fue capaz de conjuntar un equipo que contaba con estrellas del calibre de Michael Jordan -posiblemente el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos-, Scottie Pippen, Dennis Rodman, Horace Grant, Ron Harper o Tony Kukoc. Jackson tiene 10 anillos de campeón, uno como jugador, cuando militaba en los New York Knicks, y nueve como entrenador, seis con los Bulls, y tres con los Lakers, y es, junto al mítico Red Auerbach, de los Celtics de Boston, el entrenador que más campeonatos ha ganado.

Gasol, un buen jugador pero con esa rémora de no ser decisivo, llega por fin a un gran equipo en el que se quitará esa presión añadida. En los Lakers quien manda en la pista es Kobe Bryant, y Gasol llega para sumar poder reboteador e intentar reeditar una sociedad que en su día, con Shaquille O'Neal, dio muchos éxitos a los californianos.

Pau, que ayer fue presentado, deberá ahora cambiar su rol y también acostumbrarse a ganar, incluso en los play-offs, donde no ha sido capaz de salir airoso en ninguno de los dos disputados. Ocho partidos, ocho derrotas. Con los Lakers será otro cantar. No sólo estará Jack Nicholson pendiente de sus actuaciones, ni Phil Jackson dando instrucciones en el banquillo. En los Lakers buscará convertirse en el primer español que consigue un anillo de campeón. Pau llega para jugar, para ser titular, para sentirse importante y para olvidar sus años de frustraciones constantes en Memphis.

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