Es de imaginar que cuando los coches comenzaron a circular por las ciudades, se desató un conflicto, seguro que no ligero, entre aquellos vehículos invasores y los ciudadanos paseantes que, hasta esa fecha, apenas se tenían que preocupar por no chocar con carruajes y diligencias. En alguna grabación de la época, de hecho, las imágenes muestran a los peatones caminando por la calzada y esquivando a los vehículos a motor que, poco a poco, iban imponiendo su dominio. Ahora, los patinetes parecen haberse convertido en el transporte de moda en la ciudad y, casi como los coches de antaño, van ocupando el único reducto del peatón, la acera. Con vacío legal o sin él, basta con aplicar el sentido común y dar prioridad a quien de verdad la tiene. Y a ver si cuanto antes se hace realidad esa imagen futurista de las películas de ciencia ficción en la que la gente se desplaza en vehículos que circulan por el aire.

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