Cuarto de Muestras

Palabrería

"Esta indolencia,esta dejadez absoluta,no sé si es sabiduríao temeridad"

Hoy, que todo el mundo habla y opina de lo divino y de lo humano, aunque no se tenga la más mínima idea; que los delincuentes cuando son descubiertos alardean públicamente de sus fechorías queriendo, encima, tener razón; que el constante exhibicionismo de lo peor en las redes sociales causa vergüenza ajena; que existe incontinencia verbal en todos los órdenes; que las tertulias, a grito pelado, invaden los medios de comunicación; hoy digo, refugiarse en un libro es disfrutar de un placentero y silencioso reducto de libertad.

Paradójicamente y pese a tanta palabrería vacua la gente parece que está, que estamos anestesiados y ya puede caer una bomba a nuestros pies que la miramos con ojos de incredulidad, la comentamos en el café, a lo sumo y, a otra cosa, mariposa. Sólo así se entiende que pasara tan desapercibido que a Pablo Iglesias se le distinguiera con la Orden de Carlos III por su servicio a la corona con el beneplácito de todos los partidos previo reparto equitativo de encomiendas entre ellos para que nadie protestara. Igualmente asombra que la población se muestre indiferente ante las comisiones millonarias que unos y otros se han ido llevando de aquí y de allí y lo que te rondaré morena. Pasma que la población siga las consignas del gobierno de quitarse la mascarilla sin dato médico ni estudio alguno que lo avale. Desconcierta que la gente admita que el presidente del gobierno no resuelva ni un problema y sea la persona con menor credibilidad de España. Este desdén por la democracia, este sometimiento, esta indolencia, esta dejadez absoluta, no sé si es sabiduría o temeridad.

Para que qué sirve tanta tertulia, para qué el cuarto poder, la llamada oposición, los intelectuales y todo el ruido que acompaña a cualquier noticia. España se ha vuelto dócil y si ve algo feo se limita a decir, todos son iguales, y sigue a sus asuntos. La clase política engordada sin otro sentido que colocar a los suyos se ha convertido en una especie clase pasiva que tiene a España empobrecida como una propiedad de "manos muertas". La extrema izquierda y la extrema derecha no son la solución sino una consecuencia más del problema. Mirar a Europa no consuela nada. Los gobernantes, se mire para donde se mire, no están a la altura de este desconcertante momento y nosotros como ciudadanía tampoco. En fin, da miedo.

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