Hay un pequeño pueblo precioso en la Bretaña francesa llamado Rochefort-en-Terre con un marcado aspecto medieval. Por sí solo no necesita ningún elemento añadido para ser embellecido pero todos los años van miles de personas a visitarlo desde primeros de diciembre hasta que acaba la Navidad. Sus luces, los nacimientos en medio de las plazas y una multitud de talleres artesanales y de productos típicos por sus calles hacen que reciba a un aluvión de personas. El sábado pasado costaba trabajo aparcar en las inmediaciones del pueblo para poder acceder a él por el ambiente que había. Se quiera o no, ahora hay un turismo navideño. No hace falta irse tan lejos pero hay mucha gente que se desplaza a localidades cercanas como Jerez, Málaga o Sevilla para ver el alumbrado y de paso disfrutar de los comercios y la hostelería de la zona. Mientras que en otros sitios ven la luz, aquí nos sumimos en la oscuridad.

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