El pinsapar

ENRIQUE / MONTIEL

Odio a Picardo

SÓLO un dirigente político en el precipicio del cinismo más absoluto puede preguntarse retóricamente por qué lo odian los ciudadanos. Un cínico espadón de nuestro terrible siglo XIX, en el lecho de muerte, confesó que no tenía enemigos "porque los había fusilado a todos". Casi es lo mismo. ¿Por qué me odian? Picardo, el ministro principal de Gibraltar, se lo ha debido preguntar tras los incidentes de Algeciras. Ordena echar al mar español casi un centenar de bloques de cemento con fierros para romper las redes de los pescadores que llevan siglos pescando en ese mar y no querer que los pescadores, y los amigos de los pescadores, y los vecinos del Campo de Gibraltar lo odien por ello es como el síndrome de Estocolmo pero al revés. ¿Cómo se hace eso? Es más, en el aura de este buen rollito pretendía explicarlo en la UCA a los alumnos. Es como si se dirigiera a una convención de estanqueros cuando estos saben del daño que les viene causando el gobierno de la Roca, que preside, por el contrabando de tabaco a sus negocios, a sus vidas. Se necesita ser cínico, ya decía.

Este Picardo que "avisa" a la Guardia Civil de que puede ser "confundida" con narcotraficantes y recibir los disparos de la Police de Gibraltar, y otros excesos intolerables, ¿de qué va? Lleva meses y meses laborando para esta cosecha de la puerta de la UCA en Algeciras. Sólo le ha faltado tildar de fascistas a los dos centenares de afectados. Como quiera que el fascismo es símbolo contemporáneo del mal absoluto, pues de qué mejor modo. Tiempo al tiempo. Aunque mucho me temo que lo que le ocurre es que hace mucho que se ha pasado de frenada. Consiguiendo las colas, consiguiendo "mal rollo" y, si el electorado gibraltareño vota pensando con la cabeza, consiguiendo que las urnas lo echen del Despacho de Gobierno a lo redondo de la calle... O allá ellos con las consecuencias.

Los Estados han logrado canales contra los mecanismos que se disparan. Pienso en que el Reino de España, más que ralentizar la entrada o salida del Peñón, hubiera puesto en la puerta de la frontera tantos bloques idénticos como mandó echar al mar Fabián Picardo. Lo que él cierra, a él le cierran. Pues se lo habría merecido. Como que la Guardia Civil "pudiera" confundir a las patrulleras de Gibraltar con narcotraficantes disfrazados y les disparara. ¿Es lo mismo? Siempre Cameron puede llamar a Rajoy, y viceversa. Y los cancilleres. Y este grano en el culo que es Picardo quede en su sitio... ¿De verdad que no sabe por qué lo odian? Entonces...

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