El mundo es, en sí mismo, como una gran serie. Millones de años, millones de capítulos llenos de intriga, amor, desamor, odio, venganza, codicia, entrega, solidaridad, egoísmo, dioses, muerte, vida... Temporadas más largas, temporadas más cortas; periodos históricos con final abierto, periodos felizmente cerrados y sin vuelta de hoja; protagonistas sin carisma, secundarios de lujo. Y siempre, en cada temporada, nuevos personajes para modelar esta gran serie, única e irrepetible, en que se ha convertido el mundo desde que surgió la primera chispa de vida, inteligente o no. No hay plataforma televisiva, ni serie, capaz de albergar tanta esperanza y tanto despropósito a la vez: ni tantas luces iluminadoras de nuevos escenarios ni tantas vidas ahogadas en el anonimato de una sociedad sin alma. Dirección colectiva y guion mundial cuyo futuro, como desde el principio, está en manos del ser humano, protagonista de esta serie global.

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