Ni estudia, ni trabaja, ni quiere. Escondido en el escudo del victimismo, va viendo pasar los días quemando el presente sin futuro. Abúlico perdido, sin más motivación que lo que le llega al móvil, conseguir likes en las redes sociales y dibujarse con tinta el cuerpo, vive en un mundo de mentira aprovechando el caos que le rodea. Nadie le comprende pero él nunca intenta comprender a los que tratan de ayudarlo. Esto es como los alcohólicos, no van a estar dispuestos a recibir ayuda hasta que no lo quieren realmente. Lo más fácil es quejarse sin pensar que hay mucha más gente que está peor que él y que sale adelante porque quiere. Pero él no, ni estudia, ni trabaja, ni quiere. Dira que para qué voy a hacer esto si no sé hacerlo. Para qué voy a sacrificarme si sigo teniendo todo lo que quiero. Qué triste. Algún día mirará para atrás y querrá volver en el tiempo, pero ya puede que sea demasiado tarde.

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