HAY que recordar a los viejos cadistas, los que vieron a su equipo en Segunda y Tercera durante años antes de que subiera en 1977. A los que le fueron fieles al Cádiz durante los malos años en el pozo de la Segunda B, aquellos a los que no les importaba dónde estuviera su equipo y contra quien jugase, gente que se dejó el dinero y sus emociones por campos infames contra equipos de aficionados, unos verdaderos héroes que no precisan ahora sacar pecho porque su trayectoria les avala, no tienen que sobreactuar, no tienen que hacerse fotos en Facebook ni en Twitter, han vivido con gozo el ascenso después de tantos años de sufrimiento. A los escasos cadistas que suscribieron acciones del club en 1991 para evitar su desaparición. No alcanzaron ni el 20% del capital, el resto lo tuvo que poner el Ayuntamiento del dinero de todos los gaditanos. Quienes se rascaron el bolsillo lo hicieron por amor al club, no obtenían nada a cambio; quienes son abonados obtienen el derecho a ver cada 15 días un espectáculo de fútbol, quienes pagaron por las acciones no conseguían nada. Ya se sabe que aquí somos mucho del chau chau cuando "don sin din , puñetas en latín". El Ayuntamiento vendió el club para recuperar su inversión, desde ahí un rosario de accionistas ajenos a la ciudad. Los jugadores y el entrenador, que ha demostrado ser un buen profesional. El presidente Manuel Vizcaíno ha demostrado ser un gestor excepcional, cogió al club al borde de la desaparición y ha sido capaz de llevarlo a la élite. Al principio fue recibido con escepticismo por no ser gaditano, luego ha sabido ganarse a la afición a base de trabajo. Él y el equipo que trabaja con él han convertido al Cádiz en una empresa solvente, bien gestionada, que le añade a la simpatía que provoca el equipo en toda España la solvencia de una empresa con los pagos al día. Nadie recuerda que hubo un momento en el que parecía que el club iba a desaparecer, el equipo iba a jugar en Tercera, como si el Cádiz fuera el Xerez. Ahora que disfrute el cadismo, que el club se pueda mantener en la Primera División muchos años. Solo hay que mirar que equipos de ciudades más pequeñas como Eibar y Villareal son capaces, a base de buena gestión, de mantener a sus equipos en Primera. Si ellos pueden no veo la razón por la que no lo pueda hacer el Cádiz. Los cadistas deberán esperar para ir al Estadio mientras llega la vacuna famosa. Mientras tanto, hay que alegrarse también por los nuevos cadistas, aunque recién llegados contribuyen a un Cádiz mejor, algunos con la fe del converso destacan por su intolerancia pero son minoría. Recuerdo hoy a Joaquín Sierra 'Quino' delantero centro del Cádiz que subió por primera vez en 1977, un caballero elegante y progresista, primer presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, cuando los jugadores eran capaces de saltar al campo con una pancarta de apoyo a los astilleros.

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