Parece que está sacado de una serie de narcos de las que se han puesto tan de moda en cualquier plataforma televisiva. No es la Tijuana violenta de los mexicanos o la Colombia de los cárteles de los años 80 que encumbró al hoy mitificado Pablo Escobar. Ha ocurrido en nuestra misma provincia donde los narcos imponen la ley de la fuerza y rescatan a un compañero que estaba detenido. Hemos visto linchamientos de fuerzas de seguridad que han intentado intervenir en la playa la descarga de un alijo, ajustes de cuentas de todos los colores, hasta el robo de droga de las propias dependencias policiales. Sin embargo, esto supone una escalada mucho mayor porque significa un aumento en la violencia y la asunción de un riesgo máximo para conseguir un objetivo. Y como ocurre en todo, la política viene a empañar un asunto que debería sonrojar a más de uno y de dos por todo lo que trae consigo.

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