LA importante figura del gaditano José Celestino Mutis se está recordando y homenajeando estos días con ocasión del bicentenario de su fallecimiento el 11 de septiembre de 1808. Entre los muchos actos organizados se encuentra el programa confeccionado por la Diputación Provincial que se está desarrollando estos días: un ciclo de conferencias a cargo de importantes figuras de la ciencia, una mesa redonda y una magnífica exposición instalada en el Claustro. La he visitado hace unos días y me ha gustado mucho. Numerosos y amplios paneles nos van dando cuenta de la importancia de nuestro ilustre paisano desde su nacimiento en 1732, pasando por muy diversas circunstancias en su dilatada vida científica. José Celestino Mutis es un referente indispensable para entender muchos aspectos de una inquietud intelectual desarrollada en grado sumo. La citada exposición lleva por título "El viaje de Mutis. Un botánico entre dos mundos". Se trata de un auténtico sabio puesto que dominó muchos campos, siendo una autoridad en todas las materias que cultivó.

A pesar de que desgranar las caras de un personaje como Mutis es muy complejo, la muestra nos lleva de la mano por toda su vida y obra, ofreciéndonos además una buena colección de láminas de plantas cedidas por el Jardín Botánico de Madrid, uno de los grandes atractivos de la exposición. Llama gratamente la atención el pequeño bosquecillo instalado en uno de los patios del Claustro, logrando un ambiente adecuado y que supone un curioso y digno complemento a dicha exposición, teniendo en cuenta que se quiere resaltar la condición de botánico eminente de Mutis. Bienvenidas sean todas estas actividades en homenaje a quien es uno de nuestros personajes más destacados en el mundo hispanoamericano y todavía no suficientemente valorado entre nosotros. Me permito recomendar una visita a esta magna exposición, con la seguridad de que si lo hacen van a disfrutar un buen rato, aparte de recordar a uno de nuestros más importantes ilustrados que, con toda justicia, se merece que lo tengamos presente en nuestro recuerdo, sintiendo el sano orgullo de su paisanaje.