El balcón

Ignacio / Martínez

Montoro recauda

DICEN los Presupuestos del Estado que la Dirección General de Tráfico debe recaudar este año 400 millones de euros. La cuenta sale a más de un millón diario en multas. Una cifra que está por debajo de años anteriores. La crisis ha disminuido el número de vehículos en circulación, cosa que se nota a simple vista en los sitios en los que antes había embotellamientos en horas punta. Y eso significa una merma en la clientela potencial del ministro Montoro, que recaudará menos en nuestras carreteras.

En todo caso, se pone mucha multa y además se cobran más que nunca, gracias al descuento a la mitad por pronto pago. La multa barata sin puntos, sale a 50 euros. Anda la Guardia Civil muy diligente en este asunto porque tiene un complemento salarial de seguridad vial, que depende en parte de su productividad en este campo, así que no se pueden relajar los agentes.

No está mal que haya multas, y los puntos han resultado un acierto para moderar los ímpetus de algunos fitipaldis. Pero las autoridades, además de severidad en las sanciones deberían mejorar la seguridad. Las señales dejan mucho que desear. Y el estrés del conductor cuando llega o sale de una ciudad se dispara ante las escasas o confusas indicaciones. O cuando discurre por las autovías sin navegador que lo oriente.

Ya les he relatado en una ocasión el pasmo que provoca en un turista salir de Madrid camino de Andalucía por la A 4 y ver durante más de 300 kilómetros que esa carretera sólo lleva a Córdoba. Así que si quien está al volante se dirige a otra ciudad, va perdido durante la mayor parte del trayecto. Por cierto, que se ha puesto a esta carretera el nombre de Autopista del Sur, pero lleva, además de a Córdoba, a Jaén, Granada, Málaga, Almería, Sevilla, Huelva y Cádiz. O sea, que la anterior denominación de Autovía de Andalucía era más correcta.

El estrés de no saber cuánto falta para un lugar de destino es nada, comparado con el que se produce sobre la velocidad permitida en las confluencias con otras carreteras. Hay tres opciones, que dependen de que los técnicos hayan considerado la visibilidad buena, mala o regular. Según los casos, se podrán mantener los 120, bajar a 100, o reducir hasta 80 kilómetros por hora. Pero eso sólo se indica una sola vez, antes de llegar al lugar. Y en ocasiones el conductor no puede ver esa señal, porque adelanta a un camión o está atento a otra incidencia. No costaría gran cosa pintar la velocidad permitida en el suelo o repetir la señal. Así se evitaría que el viajero pase por una confluencia encomendándose a algún santo del que sea devoto o simplemente a la suerte.

Preguntada hace un tiempo por un servidor, la directora general de Tráfico respondió que este problema se arreglará "cuando la carretera le hable al coche". La larga cambiada es muy buena, aunque de momento no resuelva el problema de seguridad. Entretanto Montoro aumenta la recaudación.

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