El catamarán

rafael Navas

Mirlos blancos y fiascos

EL derroche de miserias y obscenidades de los que han hecho gala en los últimos años los dos principales partidos políticos del arco parlamentario, PP y PSOE, empieza a tener sus consecuencias, que son aprovechadas no ya por eternas alternativas políticas como IU o UPyD, sino por grupúsculos que en su vida se habían visto en otra.

Cada equis tiempo surgen 'esperanzas blancas' que vienen a acabar con todo lo anterior y a erigirse en salvadores de la patria con todo el viento a favor. Son personas con gran carisma, relativo éxito en sus ejercicios profesionales y/o políticos, bien vistos en general y con un currículum y trayectoria vital intachables. Pero cuando tratan de expandir su aura y extender su influencia más allá de lo que es su entorno natural, del que surgieron, fracasan estrepitosamente. No ya porque tengan que luchar contra la maquinaria pesada de las grandes multinacionales de la política, dotadas de grandes tentáculos, no. Se estrellan, sencillamente, porque no encuentran aliados adecuados en su ansia por propagar sus enseñanzas.

Sucedió, por ejemplo, con la operación reformista de Miquel Roca, allá por los noventa, o con el Foro Andaluz de Manuel Pimentel, a mediados de la primera década de este siglo. Personas intachables, de gran valía, imagen pública e integridad que, sin embargo, cuando trataron de 'franquiciar' sus negocios se encontraron con más de un fiasco entre quienes, interesadamente, les tendieron un día la mano. En su afán por abrir 'sucursales' en todas partes, a Pimentel alguien le coló hasta a un condenado por el 23-F en una de sus listas, entre otros prendas de esos que andan siempre a la búsqueda de un partido que dé rienda y salida a sus instintos. Ni que decir tiene que aquello acabó mal.

Ahora, la historia se repite, alentada por ese clima que PP y PSOE se empeñan en hacer cada vez más irrespirable. Albert Rivera, líder de Ciutadans, una formación política en auge en Cataluña a costa del desgaste de los grandes partidos, ha debido pensar que su proyecto es exportable y eso, en sí, no es malo. El problema es, de nuevo, el desarrollo de esa extrapolación. Para expandirse por estas tierras ha elegido ni más ni menos que a grupos independientes que, en muchos casos, están contaminados por su política en el pasado. ¿Quién ha sido el que ha informado a Rivera de lo que piensa la gente de los aliados que se ha buscado? ¿No ha podido perder al menos un minuto en Google para conocer con quiénes está empeñando el futuro de un proyecto aparentemente serio como el suyo?

No es que en el PP y el PSOE hayan demostrado que sus gentes sean todas Premios Nobel de Economía y de la Paz, pero cuando suceden estas cosas, la mayoría de la gente acaba quedándose con los grandes. Será que no existen los mirlos blancos en política o que, cuando surgen, tienen las alas demasiado pequeñas para realizar un vuelo de largo recorrido .

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios