Con la venia

fERNANDO / SANTIAGO

Miedo a la libertad

COMO dijo el gran Abraracurcix:"solo hemos de temer que el cielo caiga sobre nuestras cabezas, pero eso no va a ocurrir mañana". No hay que tener miedo a que José María González Kichi llegue a ser alcalde de Cádiz. Soy capaz de comprender que haya muchos gaditanos a los que no les agrade esa posibilidad. Cabe suponer que solo lo estarán deseando los 18.000 que le votaron, por muchas piruetas dialécticas que se quieran hacer sobre la mayoría que quiere un cambio ya que lo único seguro es que de todos los que no votaron a Teófila Martínez solo unos pocos lo hicieron al Kichi , algo así como un 15% de vecinos de Cádiz. Dicho lo cual, como establece la legislación, al alcalde lo eligen los concejales y si se forma una mayoría de 14 para votar al candidato de la franquicia de Podemos, será el alcalde legal de Cádiz. Como lo han sido tantos otros en otros muchos lugares de España. Es posible que haya gaditanos a los que no les guste su forma de hablar, de vestir o de cantar. Puede que haya a quienes les produzca rechazo su forma de pensar , su partido político o su trayectoria vital. Es lo que tienen las sociedades abiertas, que cada uno tiene su propia opinión y la expresa con libertad . En todo caso no hay que tener miedo al acceso al poder de nadie. El estado de derecho tiene mecanismos de sobra para señalar los límites a todo lo que ha prometido el alcaldable de Podemos. ¿Que se quiere poner un parque eólico y fotovoltaico en la Zona Franca? Pues algún funcionario dirá si el Ayuntamiento tiene competencias y recursos económicos para llevarlo a cabo. ¿Qué se quiere convertir en municipal la Escuela de Hostelería? Pues el secretario general dirá si se le puede expropiar a la Junta de Andalucía. ¿Que se quiere remunicipalizar servicios? pues los funcionarios competentes harán los informes pertinentes. No hace falta que venga supuestos expertos de allende Despeñaperros a decirnos a los catetos gaditanos si tenemos viento, sol y agua. El Ayuntamiento tiene mil empleados públicos, algunos de ellos integrantes de las candidaturas conjuradas bajo la advocación del Kichi. Si se llega a producir el Santo Advenimiento, el Kichi se dará cuenta de que una cosa es predicar un pasodoble y otra dar trigo. Puede prometer 1.600 contratos, acabar con la infravivienda, una ciudad de energías renovables donde no se pague ni la luz ni el agua "que vuelvan pronto los emigrantes, haiga cultura y prosperidad" . Luego tendrá que bajar el balón al pasto.

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