Érase una vez, y otra, y otra, y siempre, un hombre bueno. Podría ser el título del comienzo de 'algo'. En este caso es el reconocimiento efectuado a una persona, Rafael Barra, por el otorgamiento de la Medalla al Mérito Civil Naval con el distintivo blanco que se le entrega hoy. Creo, que nunca mejor otorgada, y en vida, como debe ser. Se podrían contar muchas cosas y esta carta la podría suscribir mucha gente: persona entrañable, sin duda el mejor presidente de la Autoridad Portuaria (de ahí su reconocimiento) y yo he conocido muchos en mis casi 36 años dedicados al sector marítimo. Lleva diez años en el cargo, presidiendo casi 50 consejos y jamás fue necesario una votación para determinar la aprobación o no de algún punto del orden del día, bien es cierto que algún miembro puntualmente se abstiene o vota en contra, las menos.

Respetado y querido en esa gran familia que es toda la comunidad portuaria. Se lleva bien con los dominicos, con los sindicatos, con sus antiguos compañeros del Ayuntamiento y Diputación, con los actuales de la AP, con los partidos políticos, en fin, con casi todo el mundo. Padre ejemplar y marido modélico. Hombre de partido, del PSOE, que lo lleva cosido al forro de la piel. Pero sobre todo, amigo de sus amigos de los de ayer, de hoy y de siempre. Regular jugador de dominó...

Podríamos seguir y seguir, pero sería más de lo mismo. Concluyo dándole mi enhorabuena por tan merecido otorgamiento y felicitando a los proponentes.