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DE POCO UN TODO

Enrique / García-Máiquez

Mayor, más grande

LO mejor de la declaración de alto al fuego de ETA ha sido la frialdad con que se ha recibido. El Gobierno, con Rubalcaba a la cabeza, ha adoptado un indispensable escepticismo, y qué menos, después de tantas treguas trampa (once) en lo que va de democracia. Pero en la calle no hay escepticismo, sino indiferencia. El día después de la declaración terrorista visité las páginas de internet de muchos medios y nada sobre ETA ocupaba el puesto de honor de "noticia más leída". En uno, aparecía en el número 10 y en dos, entre los que se contaba este periódico, ni aparecía. Tampoco está siendo el tema de conversación en la calle.

Los ingleses dicen No news, good news, esto es: la falta de noticias, es una gran noticia. Es el refrán más conservador que yo haya oído jamás. Nosotros al menos podemos decir que "No alboroto, buena noticia". Implica que se acabó o se está acabando la bicoca de la violencia, por la cual los terroristas se ganaban, como premio de sus crímenes, mucho protagonismo social, los aplausos de los pasmados a la primera que decidieran perdonarnos la vida, la posibilidad de declarar treguas a beneficio de inventario, la facilidad de lograr mejoras penitenciarias y hasta la condición de interlocutores del Estado. La sociedad española, que ha visto que a los terroristas se les puede vencer con la ley en la mano, ya no quiere entrar en ese juego.

Esto permite concebir la esperanza de que los gobiernos democráticos tampoco. Hasta ahora parece que no han dejado de maniobrar del todo. No se llega a un comunicado etarra, aunque resulte luego tan decepcionante, sin una negociación previa, aunque sea de baja intensidad, y las excarcelaciones de batasunos y los acercamientos de etarras apuntan en esa dirección. Justo la que denunció Mayor Oreja hace unos meses; y que provocó que casi todos se rasgasen al unísono las vestiduras y le llamasen a gritos loco, irresponsable, sinvergüenza, radical, provocador…

Aquí mismo dije entonces: "Calma, muchachos. El tiempo nos mostrará quién tiene razón y quién miente". Y lo ha hecho y seguirá haciéndolo. La figura de Mayor se engrandece. Ahora habría que esperar -sentados- a que todos aquellos que se escandalizaron recojan sus insultos. No lo harán, pero no importa. La historia trata del pasado, sí, pero nos asegura que en el futuro, antes o después, se acaba abriendo paso la verdad. Eso, con tantas maniobras secretas, cálculos en la sombra y tácticas maquiavélicas como han hecho, hacen y harán los políticos, y no sólo aquí, sino en todos sus asuntos, es una esperanza. El saber no ocupa lugar, pero sí tiempo: el futuro es suyo.

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