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El lanzador de cuchillos

Maroto y el terremoto

A la candidata 'in pectore' del PSOE a la Alcaldía de la capital de España no la conoce ni el de la moto

Cuenta Savater que en cierta ocasión el filósofo catalán Ferrater Mora, que durante muchas décadas había sido profesor en Estados Unidos, fue invitado a comer por Jordi Pujol. A los postres el honorable president preguntó: "Oiga, Ferrater, ¿qué opinión tienen los americanos de Cataluña?". El filósofo repuso que la gran mayoría de los súbditos del imperio no sabía siquiera que existiese, que aquellos a los que les sonaba lejanamente el nombre apenas podrían ubicarla en el mapa y que, desde luego, nadie la tenía en mente ni para bien ni para mal cinco minutos al año. Según refiere el escritor donostiarra, Pujol se encrespó ante tan bochornoso desconocimiento: "¡Pero eso no puede ser! ¡Es importante para el país que en USA cuenten con nosotros! Hay que ponerle remedio: ¿Qué cree usted que podríamos hacer para darnos a conocer?". Y Ferrater, que era un sesudo académico no exento de cierta coña marinera, contestó: "Mire, president: para eso podría venirnos muy bien un terremoto".

He recordado esa anécdota al escuchar donde Herrera que el PSOE ha decidido proponer para la Alcaldía de Madrid a Reyes Maroto, una de las invitadas más desconocidas del guateque monclovita de Peter Sellers Pérez-Castejón, alias el balinés. De la candidata in pectore he leído que se siente muy de pueblo y profundamente barcelonista, lo que es, sin duda, una extraordinaria carta de presentación. Lo malo es que en la capital de España a Maroto no la conoce ni el de la moto. "Tú vas con ella de Cibeles a Callao y no la para nadie", ha deslizado con indisimulada malicia un jefecillo de la Federación Socialista madrileña, donde la designación de la titular de Industria ha sentado como un tiro.

Que la ignota ministra pase también desapercibida en la ciudad que pretende gobernar no es un asunto menor; por eso, el Partido Sanchista se ha lanzado a una campaña de visibilización de la aspirante a alcaldesa, empezando por un vídeo en el que unos individuos perfectamente anónimos tratan de explicar a los improbables votantes quién (coño) es Reyes. Es un ejercicio de derrotismo preventivo tan crudo que inspira cierta ternura. A lo mejor es esa la estrategia: a falta de imagen y carisma, el as en la manga de la conmiseración. Y si no cuela siempre queda el recurso del paquetito. Ya estoy viendo a Marirreyes, con gesto compungido, mostrando a la cámara un cuchillo ensangrentado del tamaño de Martínez-Almeida.

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