Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Madre no sólo hay una

Quien no hace homenajes en la red social los días señalados, como el de la Madre, está 'out'

Es anatema periodístico tratar cosas del pasado remoto, y un Día de la Madre, como fue el domingo, es algo remoto, aunque como hoy -ayer lunes- es el Día Internacional de la Libertad de Prensa, me acogeré a ella, entre que se promulga y no una ley -antifascista donde las haya- que meta a la prensa en la senda justa: la que va al matadero. Porque el poder de facto gravita y no poco hacia la televisión de griterío y bronca impostada, y no digamos a las redes sociales. En una de éstas, decía, el Día de la Madre cursaba con textos de amor filial -también materno- y fotos de los álbumes en blanco y negro o de color de Fujifilm y papel Valca. También abundaban posts de la provecta y tierna actualidad de madres que ya son además abuelas. Mi estadística en esa red social arrojaba una goleada de homenajes de mujeres a sus madres sobre los de los hombres (lo cual no dice nada del amor). E incluso, en mi biodiverso plantel de contactos, una conocida de apariencia dulce se cagaba -literal- en su madre y en ella misma, porque la del "puto patriarcado" no era su madre el domingo de marras, y sí la mujer del 8-M. Cada uno (una y une), de su padre y, a lo que vamos, de su madre.

Por mi parte y la de mis propias pesitas revueltas, diré que nunca fui partidario de los días de la Madre, porque me incomodaban los del Padre, no por otra cosa que porque yo perdí al mío unos meses después de mi primera comunión. Pero ea, ea, ya pasó, conoce, conoce. No los quiero yo incomodar con una columna a lo Oliver Twist, pero los niños con un postizo malo de progenitor, o los sin padres conocidos, ni los de centros de acogida, cuelgan nada en las redes sociales. Es más, yendo del dramón a la comedieta, me da a mí que muchas mujeres que se han llevado de pena con sus madres -todo un clásico filosófico, psicológico y literario- han colgado también la foto y el arrobado escrito, y alguna habrá blanqueado a una mala madre de manual, que no sólo las hay en las películas de David Lynch. No es su caso seguramente, señora, y su cariño es natural y verdadero, y bien puede que no haya necesitado ir a la carrera popular de la entrada del amor filial en el Día de la Madre en Facebook o Instagram... pero meigas, y de vientre, haberlas, haylas. Quizá el hecho de que a mí se me haya pasado el arroz y ya nunca seré madre tenga que ver este escrito de andar por casa, una casa donde la madre te llamaba para merendar o para decirte que aquello no era una pensión. Una madre heteropatriarcal de libro -morado-, en este caso. Que las hay de todos los colores, ya digo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios