Macron se enoja

Loiseau no presidirá el grupo liberal del Parlamento Europeo por sus críticas a colegas de otros países

Hay algún fino estratega en la sala de máquinas de Vox. Tienen la habilidad de llamar la atención cuando se lo proponen. Hubo gurús como Arriola que ejerció de mago Merlín al servicio de Aznar y Rajoy. Y ahora, en el mismo palacio, Sánchez escucha a otro brujo de la misma estirpe, Redondo. Pero no sabemos quién piensa en Vox las astucias. El partido ultranacionalista ha conseguido esta semana tener pendientes de sus maniobras a toda España y parte del extranjero. Un éxito del populismo ultraderechista.

La amenaza de que tumbaran los presupuestos de la coalición que gobierna Andalucía ha entusiasmado a los socialistas. Era una operación que el PSOE veía doblemente rentable; el bloqueo de los presupuestos evidenciaría debilidad de Moreno, y si salían adelante se deduciría que PP y Cs estaban en manos de la extrema derecha. Es la única táctica socialista desde el 2-D: identificar a Vox con PP y Ciudadanos, para que en próximas elecciones les voten a ellos por rechazo a Abascal. Además, Vox ha utilizado esta amenaza de boicot a los presupuestos andaluces para someter a Ciudadanos y obligarles a sentarse, a negociar y a ceder en Madrid tanto para la Presidencia de la región, como para la Alcaldía de la capital. O no, eso se verá en la votación de hoy.

También se verá en Barcelona, en donde el ex primer ministro socialista francés Valls, que encabezó como independiente la lista de Cs, está dispuesto a regalar sus votos a Colau, para impedir que gobiernen los ultranacionalistas de otro ex socialista, Ernest Maragall, que lideró la candidatura de ERC. Valls sigue la escuela del presidente francés Macron, contrario a pactar con ultranacionalistas o eurófobos, lo que pondría en cuestión el pactismo de tapadillo de Rivera.

El alivio para Cs es que no son los únicos liberales criticados por los macronianos. Hasta el punto de que acaba de estrellarse la candidata francesa a la presidencia del grupo liberal en el Parlamento Europeo, la ex ministra de Nathalie Loiseau, por sus críticas despectivas a colegas de otros países. Allí mismo, Vox ha decidido incorporarse al más moderado de los tres grupos euroescépticos, el de Conservadores y Reformistas, en el que están los conservadores británicos y los polacos de Ley y Justicia. Se da la circunstancia de que los eurodiputados de AP debutaron en el europarlamento en los 80 junto a los conservadores británicos; alguien piensa en Vox. Aunque ahora tengan que compartir grupo con NVA, el partido nacionalista flamenco de los amigos de Puigdemont. El ultranacionalismo también hace extraños compañeros de cama.

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