Machado

Toda mi vida fui devoto de Machado, autor de versos que forman parte de la memoria de todos los españoles

Los españoles somos naturalmente reaccionarios, no porque estemos siempre enamorados de lo viejo -muchas veces nos apasiona lo nuevo- sino porque nuestra posición firme es siempre contra algo. Tuvimos una República sin republicanos. Apenas había una docena en España -entre ellos me cuento yo- cuando, casi unánimemente, decidimos abolir el régimen monárquico.¿Para siempre? ¡Bah!(…)". Es don Antonio Machado el que habla (Juan de Mairena, XXXIV). Imposible, en las palabras de este artículo, resumir cientos de páginas de la sabiduría y experiencia del poeta sevillano, muerto en el exilio francés en 1939. En el hotelito de la señora Quintana, en Colliure. Pero no pensé en esto hace un año cuando subí a Colliure. Antes de llegar veía las playas de Argelès-sur-Mer con renovada irritación cercana a rabia. Francia no estuvo a la altura hacinando a los españoles derrotados en la guerra civil en improvisados campos de prisioneros. Era un día de sol y en esa costa francesa frontera a las playas catalanas (las fronteras son líneas arbitrarias que en realidad no pueden separar lo común) iba a cumplir un sueño. No soy de cementerios yo, no lo soy. Cuando se tienen muertos tan queridos como una madre o una hija, todos los cementerios son el recuerdo de la desolación. Pero no quería irme de este mundo sin subir al de Colliure, casi en el centro del pueblo, cerca del Hotel Quintana, donde murieron el poeta y su madre. Ni al cementerio de Montparnasse, en París, donde se encuentra la tumba de César Vallejo, mi poeta emocionante. En el cementerio de Colliure la tumba de don Antonio Machado está siempre llena de banderas -la tricolor republicana, la francesa- y muchas flores y mensajes escritos en papeles, puestos bajo pequeñas piedras, y también de grupos de turistas a los que les ofertan la visita a la modesta tumba del poeta español. Observé que miraban con curiosidad la lápida y se hacían fotos. La de Vallejo no estaba tan concurrida, se podía uno recoger más en el pensamiento de estos grandes poetas que nos dieron tanto, nos elevaron con sus versos y sus prosas del recuerdo de sus años terribles…

El año pasado por estas fechas estuve en Colliure… Es un pueblo junto al mar donde, inevitablemente, recordé los últimos versos del poeta que hablaban de los días azules y del sol de su infancia. Fue para mí una suerte de peregrinación. Toda mi vida fui devoto de don Antonio Machado, del hombre en el buen sentido de la palabra bueno autor de muchos de los versos que forman parte de la memoria emocional y sentimental de los españoles. Inolvidable español de todos.

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