Libre Directo

josé Pettenghi

YO TAMPOCO LES TENGO MIEDO

ENTORNAN los ojos dando lecciones de sentido de Estado, y después van a sentarse en los consejos de administración de las grandes empresas de sus amigos a cobrar el precio de la traición. Pagan con dinero público grasientas subvenciones para obtener adhesiones. Falsifican la verdad bajo un empedrado de intereses y fomentan la ignorancia y el fanatismo. Han convertido la política en el cubo de la basura.

Pero no les tengo miedo; es más, me río de sus corbatas, de sus prescindibles notas de prensa, de sus ridículos cascos de obra los días de inauguración… Nada de miedo. Ante esta plaga lo mejor es la ironía, y aquí la Ciencia ayuda mucho: sólo hay que verlos como animales racionales con corbata que engañan para sobrevivir. Algo que llevan haciendo sus parientes irracionales desde siempre con idéntico objetivo: la supervivencia. En el universo político no es más que la perpetuación en el cargo.

Así, la tortuga se provee de un caparazón que la blinda, de forma que no hay quien le hinque el diente, como Rita Barberá. Otros optan por una actitud amenazante para infundir miedo con querellas, demandas y pleitos. No hace falta señalar, pero en el mundo animal lo hace el puerco espín o la víbora bufadora. Otras especies usan un curioso método: desprenden partes de su cuerpo para distraer al atacante y así ponerse a salvo. Es como amenazar con desprenderse del carnet del partido para entretener al personal y así salirse con la suya. Tanto la cola como el carnet se regeneran.

Otros, más sutiles, optan por el camuflaje. Un poné, siendo más de derechas que el Capitán Trueno, optas por un pelaje de centro centrado en la centritud ciudadana. Así, recuerdo cuando se decía que Gallardón era izquierdoso. ¡Fíjate! El insecto palo se ve perfectamente que es un insecto, pero los otros bichos deben ser lelos.

Otros usan el veneno, cuyos ejemplos dejo a criterio del lector. Pero la obra maestra es la tanatosis, o sea hacerse el muerto, como los peces cíclidos que fingen un aspecto putrefacto o la zarigüeya que incluso huele a cadáver. Es una táctica teatrera y muy arriesgada, pero da resultado. Mira Rajoy.

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