Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Lunes 2

El problema de España en este trágico verano es que estamos viendo al Estado dar muestras de debilidad

Ha escrito Enric Juliana hace unos días en La Vanguardia que lo único seguro en estos momentos es que el lunes 2 de octubre el sol se levantará sobre Barcelona a las 7:46. Correcto. Pero admitamos que también hay muchas otras cosas que tienen un enorme porcentaje de posibilidades de suceder: por ejemplo, el primer AVE procedente de Madrid entrará a las 8:40 en la estación de Sants; los ferrocarriles de la Generalitat transportarán a decenas de miles de catalanes hasta sus lugares de trabajo; la bandera se izará en los cuarteles de Cataluña -si es que la bandera se iza todavía en los cuarteles- a la hora marcada en las ordenanzas y los camiones de Casa Tarradellas saldrán puntuales para que no falten pizzas en los Mercadona de Ayamonte o Motril. Pero esta cotidiana normalidad -ojalá que no me tenga que tragar la frase anterior porque significaría que este país había decidido tirarse otra vez al abismo- no ocultará que ese día ya se le habrá echado al Estado el mayor pulso desde que España recuperó la democracia y conoceremos el resultado. Como cualquier demócrata sabe, al Estado no se le echan pulsos y si alguien se atreve, lo pierde. Nuestro problema, el problema de este largo y trágico verano, es que estamos viendo al Estado dar muestras de debilidad alarmante y que hoy, a cuatro días de la manifestación de la Diada y a 24 del referéndum, no las tenemos todas con nosotros.

La debilidad del Estado quedó reflejada con una claridad que da miedo en la manifestación de Barcelona, con el Rey y el Gobierno humillados y donde se olvidaron los muertos a favor de la deriva patológica en la que las instituciones catalanas se han empeñado en meter a una parte, no pequeña, de sus ciudadanos. No contribuye a fortalecer al Estado ver a un partido de gobierno teniendo que defenderse como puede de las acusaciones de corrupción ni al principal grupo de la oposición con el norte perdido y el liderazgo cuestionado. Tampoco ayuda el silencio, cómplice por incomprensible, de prácticamente toda la sociedad catalana opuesta al independentismo y el del mundo empresarial y financiero español.

Así vamos a llegar, porque el calendario no se para, a eso que los tertulianos de Madrid gustan de llamar el choque de trenes del 1 octubre, en el que el Estado no puede permitirse ni el lujo de perder ni el de pasarse de rosca. Leyes hay para conseguirlo, talento y prudencia esperemos que también. El objetivo es que el lunes 2, con el sol en su sitio, el AVE entre puntual en la estación de Barcelona y que al conjunto de los españoles no se nos atragante la pizza.

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