Llantos de ratón

¿Cuánto tiempo hacía que no iba a comprar al comercio que ha cerrado y al que ha regalado un llanto de ratón?

Cada vez que en el Diario se anuncia el cierre de un pequeño comercio en la Bahía de Cádiz, los feisbuses,tuiteres, instagrames y wasases se llenan de llantos de ratón. Gente que coloca desgarradores emoticonos en los que se les sale una vistosa lágrima celeste de sus ojos, caras de disgusto y comentarios diciendo cómo puede ser con las cosas tan monas que tenían.

Todo el mundo llora al "muerto" y resalta sus valores, los años que llevaba al pie del cañón y alguno incluso hace un comentario analítico sobre las causas que han llevado al desastre. Los ratones coloraos, azules, los ratones que ya no tienen rabito porque son láser y los móviles… que ya ni tienen ratones lloran desconsolados y el número de asistentes al entierro se mide en forma de "lais" que es ahora el barómetro por el que se mide el éxito en el mundo.

A mí todas estas cosas me parecen muy bien. Las respeto, aunque reconozco que no utilizo los emoticonos, porque todavía no ha salido ninguno que se pueda meter en pan.

Invito a todos a hacer esta reflexión. ¿Cuánto tiempo hacía que no iba a comprar al comercio que ha cerrado y al que ha regalado un llanto de ratón? ¿Desde cuándo no se compra un yersi en la tienda de su barrio o en la del centro de la ciudad?

Los comerciantes, para no cerrar no necesitan ningún emoticono, ni ningún lais, lo que necesitan son clientes. Lo que necesitan es que nosotros, en vez de comprar yersis en Amazon, en El Carrefour o en el Primark ese, vayamos a sus tiendas y les compremos productos, ese es el apoyo que necesitan, el del día a día, el de sus vecinos.

Solo así, con el apoyo de sus conciudadanos, podrán sobrevivir. Podemos entrar en los eternos debates de que la gente no compra en las tiendas pequeñas porque son caras, porque están mal surtidas, porque no hay aparcamiento o porque tienen un horario muy malo o demás defectos que habilidosamente vomita el marketing, pero no se dejen llevar tanto por las apariencias. Muchos ya se han dado cuenta de que las fruterías venden mejor fruta y más barata que los hipermercados, pues lo mismo puede que pase con los yersis y los chaquetones y no nos demos cuenta.

Los pequeños comercios no necesitan llantos de ratón, lamentaciones virtuales por sus cierres, lo que necesitan es nuestro apoyo real, no virtual y la única manera de apoyarlos es ir a comprar a ellos. Esa es la vida real… la que alimenta.

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