Las dos orillas

josé Joaquín / león

Liquidación del andalucismo

Aestas alturas, el andalucismo es un estorbo para la Junta de Andalucía. Lejanos quedan ya los tiempos del referéndum del 28-F, el esfuerzo de Rafael Escuredo para ser o parecer un nacionalista andaluz. Eran los buenos tiempos del entonces PSA de Alejandro Rojas-Marcos, Luis Uruñuela y Pedro Pacheco, que llegó a tener grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados y hasta en el Parlamento de Cataluña. Eran tiempos en los que el PSOE se añadió de Andalucía y hablaban mucho del Partido Socialista de Andalucía para referirse a ellos mismos. Eran otros tiempos, en los que se veía como una amenaza la consolidación del andalucismo. Había temor a una alternativa del sur, a un contrapeso al nacionalismo exigente de los catalanes y los vascos.

El PSOE propagó la idea de que el andalucismo no era patrimonio de ningún partido. La Junta de Andalucía promocionó la Fundación Blas Infante, presidida por María de los Ángeles Infante, hija del que había sido proclamado como Padre de la Patria Andaluza. Ahora, cuando el PA está roto y maltrecho, ese ideal sencillamente estorba. Por eso, no es de extrañar que María de los Ángeles Infante sufra al ver que la Junta le retira el apoyo de 30.000 euros prometidos a la Fundación, dejándola en una situación "crítica", según ha declarado a El Mundo.

Se podrá debatir si es conveniente que la Junta apoye en tiempos de crisis a la Fundación Blas Infante. Es obvio que esa fundación carece de medios para obtener suficientes recursos propios. Sólo se puede mantener por la vía de la subvención, como otras de contenido político que le interesan al poder, cuya utilidad es más dudosa. Por eso, el hundimiento de la Fundación Blas Infante, con la secuela de un posible cierre, es una decisión de gran significado político: equivale a la liquidación del andalucismo.

El autonomismo de Griñán se limita a ejercer como presidente de la Junta de Andalucía. Nunca ha disimulado que el andalucismo no le interesa. Es como un profesional de la descentralización autonómica, que le ha aportado poder a él y al PSOE en Andalucía, pero no se le conoce un discurso coherente acerca del papel que debería desempeñar el andalucismo en la España de hoy. Y así nos va, porque resulta que la comunidad autónoma con más habitantes de España no hace valer su peso y su potencial.

Andalucía interesa hoy menos que nunca. Los catalanes y los vascos son los reyes del mambo en la España autonómica, los que más poder tienen y los que más se quejan.

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