Libertad, libertad

En Cuba debe haber una transición pacífica porque no se puede llevar a un pueblo a un enfrentamiento civil

He visto en un vídeo a cientos, miles de cubanos gritando libertad frente al Capitolio de La Habana. Antes había oído de su propia voz la amenaza tronante de Díaz-Canel, "la orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios". Tiene las armas, el ejército, los antidisturbios y el partido comunista, único permitido. El pueblo que grita y le llama 'singao' y le exige vacunas, abajo el comunismo y libertad cuenta sólo con la garganta que grita y el valor de exponerse a la represión perfecta del comunismo en la isla. La culpa, una vez más, es de los Estados Unidos. Pero nadie lo cree, son sesenta años de mentiras, de una dictadura extraordinaria sobre todo un pueblo que quiere sacudirse el yugo y llenarse de libertad. Muchos en Europa han podido contemplar el "parque temático" del comunismo en un país desde la cómoda libertad de las constituciones "burguesas", han mirado para otro lado y descreído de lo que los mismos cubanos nos han estado diciendo. Han confundido la abnegación, la mansedumbre y alegría de los cubanos, y la belleza de la isla, con la otra cara del espejo, la decadencia de las ciudades, que se caen a pedazos; la escasez endémica y la mentira cotidiana. Y el rostro siempre fiero de una dictadura encerrada en una constitución que establece que "(…) la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. La traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la comete está sujeto a las más severas sanciones. El sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable. Los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución". Es el artículo 4 de su Carta Magna. Queda dicho todo ahí. De cualquier manera, en Cuba debe haber una transición pacífica, no pueden llevar al pueblo a un enfrentamiento civil para conservar el poder a toda costa y la comunidad internacional debe implicarse en ese proceso histórico inevitable. Ni extraer ventajas de la catástrofe que puede ser la contienda civil, ni mirar para otro lado. Aunque la situación en Hispanoamérica y Brasil es cada día más un problema mundial, por la ebullición y el descontento de la gente, la radicalidad política y la pobreza, acrecentada por los populismos y el narco, cuya inmensa riqueza compra y subvierte lo que toca. Ignoro lo que acabará siendo esta revuelta de los cubanos, se merecen una salida pacífica hacia la libertad.

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