Leyes

A los jóvenes que empiezan los estudios: esforzaos por ser los mejores en lo vuestro, lo valore o no la gente ahora

Tengo yo un amigo que sin haber pisado una facultad de Derecho es, sin embargo, gran hombre de leyes. También lo es de dichos y refranes, pero conviene no desviarnos ahora. Mi amigo, gran observador de las cosas de la vida, no exhibe sus conocimientos sin razón poderosa, pero cuando lo hace es como si el mismo rey Hammurabi abriera su boca de negra diorita para glosar los preceptos de su inmortal código. Mi amigo, ya lo pueden imaginar, tiene algo de gitano.

Una de las leyes descubiertas por mi amigo, porque él, no como esos pretenciosos legisladores que intentan crear la realidad hasta el punto de establecer si un niño es un niño o una vaca, se limita a revelarnos a los mortales el contenido de lo real, es la del veinte por ciento. Quizá sea una ley tan antigua como el mercado, pero a él y sólo a él se la he oído formular: vaya usted a comprar lo que quiera, desde unos zapatos a un coche, por no hablar de un piso, que lo que le entre por los ojos y le guste de veras será siempre en torno a un veinte por ciento más caro del precio que usted puede pagar. Ya me dirán si acierta mi amigo.

Otra ley de mi amigo, avalada por la experiencia, es la del diez por ciento. Ésta reza que lo que importa no es la profesión que usted ostente, modesta o encumbrada, sino que en cualquiera de ellas se sitúe usted entre el diez por ciento de los que mejor la ejercen. Sostiene mi amigo que, se trate de lo que se trate, ello le garantizará a usted una vida desahogada y satisfecha con su trabajo.

Me he acordado de esta ley al ver las notas de corte para acceder a los diferentes estudios en las universidades andaluzas. Los menos valorados a tenor de ellas son los que permiten llegar a ser algún día cosas de tanta necesidad y fundamento como ingeniero químico, agrícola o informático, arquitecto, economista o experto en Turismo. ¿Se imaginan una sociedad actual sin profesionales en estas materias? Otras carreras del fondo del cajón, serían las acostumbradas de Filosofía, Filología o Geografía, disciplinas sin las que nuestra visión del mundo se encogería de manera tan radical que de nada nos valdría acumular premios Nobel en otras. A los jóvenes que empiezan los estudios este año les quiero revelar, con permiso de mi amigo, la ley del diez por ciento: esforzaos por ser los mejores en lo vuestro, lo valore o no la gente ahora, y lo demás vendrá por añadidura.

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