Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Leopoldo

No le dije en vida lo agradecido que le estaba y la profunda admiración personal y profesional que le tenía

Conocí a Leopoldo en el mes de mayo de 1980. Por iniciativa del cardiólogo Paco Espelta habíamos iniciado un programa diario en Radio Cádiz FM donde participaban asiduamente un grupo de médicos progresistas entre los que se encontraba el propio doctor Martín. El programa fue cerrado por ser demasiado libre, pero esa es otra historia. Luego coincidí con él en Izquierda Unida en 1987, donde participaba cuando sus obligaciones profesionales se lo permitían. Fue él quien presentó el programa y la lista que yo encabezaba (de la que formaba parte) a las elecciones municipales de 1991, donde con su proverbial manera de hablar elogió un programa al que calificó de utópico ("son gritos en el cielo y en la tierra son actos" acerté a replicar, que luego fue el titular de este periódico). Le vi en innumerables ocasiones con posterioridad. Dejó el Partido Comunista cuando le pusieron un turno para limpiar la sede: si lo que me pide mi partido es que vaya a limpiar, no lo puedo hacer y por tanto prefiero dejar la militancia. Él me explicó una vez que su activismo político era una extensión de su compromiso con la sanidad pública, de la que era un irreductible defensor, de manera especial al criticar la actuación de las autoridades sanitarias, incluso cada vez que veía a alguien fumar en la Residencia Sanitaria de la que fue jefe de digestivo. Le hice alguna que otra entrevista en televisión donde hablamos de los temas que eran recurrentes entre nosotros: la Isla de la Palma, de la que era originario, el Celta de Vigo, del que era acérrimo seguidor, la sanidad, la política. Le pedí una vez que presentase en el Oratorio la plataforma Libres e Iguales, a lo que accedió. Como tantos gaditanos, mi familia y yo le debemos decenas de favores que nunca le podremos devolver. No hace ni una semana fue capaz de apreciar la toxicidad de un medicamento con el que me había tratado un dolor estomacal y me había ocasionado una pequeña hepatitis. La última vez que le vi fue hace una semana en presentación del documental "El hombre que susurraba a las caballas" sobre Fernando Quiñones, que fue paciente suyo. Recuerdo una de sus últimas frases "en vez de ciudadanos nos hemos convertido en pacientes". El sábado me escribió a las 20.30 en relación con la presentación el próximo jueves de un libro de Arcadi Espada. Mi respuesta no la llegó a ver. No le dije en vida lo agradecido que le estaba y la profunda admiración profesional y personal que le tenía, de lo que ahora me arrepiento de manera irreparable. Se ha ido uno de los imprescindibles, al decir de Brecht . Cádiz es hoy peor sin Leopoldo.

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