El Alambique

manolo Morillo

Lengua de signos

Hace escasamente un mes saltó a la palestra mundial un tal Thamsanqa Jantjie en el estadio Soccer City de Soweto, cuando dejó a la comunidad sorda sin entender ni papa de lo que decían los gobernantes del mundo mundial que participaron activamente en el funeral de Nelson Mandela. Sudáfrica y el resto del orbe de andar por casa nos quedamos con los ojos vueltos siguiendo las piruetas manuales del amigo Thamsanga.

Pero no hay que irse tan lejos para lo de los ojos vueltos. Aquí en nuestra tierra, en la Andalucía de nuestras penas y alegrías tenemos a nuestro Thamsanga particular reconvertido en el ISE (Agencia Pública Empresarial adscrita a la Consejería de Educación), que por lo visto lleva ya bastante tiempo haciendo oídos sordos a las peticiones de regulación y normalización de las condiciones laborales y salariales del colectivo andaluz de intérpretes de lengua de signos.

La labor de estos profesionales que se desarrolla en los centros públicos de Educación Secundaria realizando un servicio social legítimo y obligatorio a los jóvenes estudiantes andaluces con su capacidad auditiva mermada, parece que está considerada como de 3ª o 4ª categoría en el submundo de los concursos públicos y, por consiguiente entre los mandamases de la parte contratante y la parte contratada -en este caso las subcontratas de turno- que para conseguir el servicio ofertan a la muy baja, en donde los verdaderos perjudicados son los trabajadores que mueven las manos casi a diario para intentar salir de la precariedad laboral en la que malviven.

El propio Defensor del Pueblo Andaluz ha requerido a la Junta de Andalucía la inclusión de sus funciones en el elenco de categorías del Convenio colectivo del Personal Laboral a su servicio, instándole a que se inicien las actuaciones oportunas en aras a crear la correspondiente RPT como garantía para la contratación de estos profesionales en unas condiciones de estabilidad y dentro del respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad.

Y digo yo, que ya tiene que estar jodido el tema para que estas criaturas recurran a un humilde columnista intentando que sus demandas adquieran el eco de la dignidad de la que ahora carecen laboralmente hablando.

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