No estábamos acostumbrados a la publicidad de los bufetes de abogados y ahora nos han caído encima como si fueran clínicas dentales. Unos te quieren arreglar la boca y otros te quieren arreglar la vida. La gente acudía al abogado cuando no le quedaba otro remedio, como acudía al médico o al dentista hasta que todo el mundo quiso tener una dentadura limpia y brillante aun a costa de colocarse unos brakes como si fueran adolescentes. A lo más que llegábamos era a escuchar a los políticos decir "pondremos el asunto en manos de nuestros abogados". Porque la gente importante y los políticos no tienen un abogado, tienen muchos, como si fuera una película de juicios o una novela de John Grishan. Algunos incluso tenían servicios jurídicos, que ya era lo más de lo más. Pero la modernidad llegó al sistema judicial español de repente y no estábamos preparados. Los primeros fueron los bufetes especializados en preferentes y otras atrocidades cometidas por bancos . Fueron tantos los atropellos que había una amplia clientela disponible así que en Madrid comenzó la publicidad de Arriaga Asociados con el infausto Iker Casillas poniendo la cara. Junto a los preferentistas llegaron los estafados por sistemas piramidales como Forum, Aifos ,el engendro llamado Arte y Naturaleza donde trabajaba el asesor municipal,etc. En Cádiz el más notorio fue el Bufete Ortiz. Cuando nadie le prestaba atención a las cláusulas suelo y a los desmanes de los bancos, Ortiz iba con su lanza contra los gigantes, convencido que no había que tenerles miedo, que eran entidades como otras cualquiera. Bastaba con ver la de indocumentados que habían colocado los partidos al frente de las cajas de ahorro para ver que aquello no debía ser muy sólido. Entonces estalló todo con la sentencia del Tribunal Europeo. Mucha gente comprendió que se podía reclamar a los bancos por un tipo mínimo como por la venta de productos financieros o la salida a bolsa . Ahora se ven muchos otros bufetes especializados en la misma materia o en otras, como el gran Fernando Estrella que es el gran conocedor de todo lo concerniente a accidentes de tráfico. Todos se anuncian como el que vende corona sobre implantes y productos similares.

Aquello que veíamos en las películas de abogados idealistas que luchaban contra grandes corporaciones llegó a Cádiz contra el instinto depredador de los bancos. Como Robert de Niro en "El Cabo del Miedo": ¡abogado, abogado!

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