La Azotea

Tamara García

tgarcia@diariodecadiz.com

Lección de boda, lección de vida

Dignidad, que no te quiten eso, puedes perder todo, ¿me escuchas?, escúchame bien, chata, pero no la dignidad". La música suena rara, de fondo, como si estuviera luchando por salir de otra habitación. "Yo perdí a mi padre con nueve años, sólo me dejó dos alpargatas..." Mi mente juega al coger conmigo, me duelen los pies de los zapatos altos, la cabeza del vino y el corazón de tu historia. Mi mente es una cocktelera. Acaba mezclando todo. Creo que los novios están abriendo el baile. Tú me hablas de dignididad, yo mezclo tus noches frías sin zapatos con una patera en el Estrecho, con una alambrada con o sin concertinas, con la lucha por la supervivencia y la dignidad. Con el hambre, con el silencio, con hablar bajito. Quiero ser los tirantes que abrazan tu barriga gorda, me dejo ir, me hago agua, lloro callada. ¿Te saco yo o eres tú quien me saca? Bailamos la Mordidita, Sarandonga, La bicicleta... Toda la noche tú y yo, magníficos, dignos.

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