Cádiz ha pasado de Emporio del Orbe y Ciudad antipalurda por excelencia al picha y al en Cádiz hay que mamar. La ciudad de los 30 periódicos y los 10 teatros ha convertido en sus héroes ciudadanos a gente como Ismael Beiro, Tony Rodríguez y otros así o a considerar como gaditano a alguien tan zafio como Manu Sánchez. No conviene llorar sobre la leche derramada, si se me permite la expresión para hablar de la única herencia conocida que ha dejado el Loco de la Colina en Cádiz, la frase "en Cádiz hay que mamar". Todo empezó con la comparsa de Joaquín Quiñones Los Guanches en 1980. Entonces lo dijeron con arte "mama aquí papá en Canarias". Cuatro años después Antonio Burgos ayudó al Loco en su pregón en mala hora y le sopló una derivada de Los Guanches que al final ha quedado en el imaginario colectivo como una frase del orgullo local tipo de Madrid al cielo o en Cádiz hay que morir. Ni que decir tiene que ni Burgos ni el Loco tienen la culpa de la extensión grosera, de la reiteración zafia, ni de la anganguización de Cádiz. Es una desgracia colectiva que vayamos de pichas a mamadas como si Cádiz fuera un Don Tico grande y ramplón que hubiera espantado a Fran Gerónimo de la Concepción o a Gregorio Marañón. ¿Qué hubieran pensado los diputados doceañistas en el Café Apolo o en la pastelería de Cossi si alguien hubiese gritado el mamiblú gaditano?¿qué hubiera dicho Argüelles o Quintana si les hubieran dicho" picha ven acá pacá"?¿y Margarita de Morla o Doña Frasquita Larrea si hubieran sido interpeladas con un "qué quieres, chocho" o peor aún "dime qué quieres, chochete"?¿Jorge Juan o Malaspina hubiesen elegido Cádiz con Lady Anganga, el personaje del cuarteto del Gago, como paradigma gaditano?¿qué hubiera dicho de nosotros Lord Byron? El problema no es que Cádiz sea cateta, el problema es que se ha vuelto cateta. Otras ciudades de Andalucía con ínfulas de grandeza lo fueron , por lo que les es consustancial el mundo choni . Salen cada día en Canal Sur Televisión vía Juan Imedio o vía Este es mi pueblo. Esa es la Andalucía profunda, la que le ha cogido cariño a las comparsas gritonas modelo Bee Gees. Pero Cádiz nunca fue así, antes era cosmoplita y culta. Sic transit gloriae mundi.