Kichi le gana a Iglesias

No es fácil ni frecuente que un político, por muy alcalde que sea, gane en empeño al líder supremo

En mi colaboración de los jueves, bajo el título "Sí que se puede", comentaba la noticia, para muchos sorprendente -y yo entre ellos- de la adquisición por la pareja Iglesias-Montero, de un chalé en la sierra de Madrid, más apropiado para los que la pareja llama y considera la casta (o sea, los que tienen más que el nivel medio de los españoles) que por los que se autodefinen, con los que están "con la gente". La crítica pública de esta adquisición por el alcalde de Cádiz ha tenido una especial resonancia y, para abreviar, diré que lo ha catapultado a la máxima actualidad, con comentarios más que positivos.

Pero esta vertiente de la cuestión y su repercusión no la traté el jueves y la reservé para mi colaboración de hoy, que se publica, exclusivamente, en este Diario de Cádiz Empezando por lo primero, he de decir que estoy de acuerdo con que el ganador de la polémica ha sido José María González, pese a la autoridad (y/o) liderazgo que se le supone a Pablo Iglesias, máximo dirigente de la coalición de la que forma parte el citado Kichi, que milita en Izquierda Anticapitalista. No es fácil ni frecuente que un político, por muy alcalde que sea, gane en un empeño al líder supremo, cuando precisamente en las formaciones más de izquierdas, el culto al líder es absoluto. ¿Y cuál es la razón? Para mí porque el alcalde ha actuado y hablado como lo que es: alcalde. El mismo Pablo Iglesias se encarga de demostrarlo, porque sus amargas quejas sobre las veces que le ha defendido, fueron por decisiones que su ciudad y sus gentes le requerían. Así cuando defendió el contrato de Astilleros con Arabia Saudita, porque suponía carga de trabajo, o cuando se negó a que tuvieran lugar en Cádiz una reunión de soberanistas- independentistas, o cuando impuso la medalla de oro a la Patrona de la Ciudad. Todas estas veces, cumplió con sus obligaciones del cargo de alcalde y por eso, la gente que no es tonta y menos aquí, quiere que la autoridad actúe en beneficio de la mayoría ciudadana de los que les pagan el sueldo. Quizás Iglesias debiera aprender esta faceta de la política, que es la coherencia, porque no se puede predicar una cosa y hacer la contraria.

Yo no voy a votar a Kichi, y no solo porque no estoy en el censo, pero procuro ser justo y destacar lo elogiable, máxime cuando el alcalde se trata de una persona cercana y cordial, que te saluda y te reconoce y que no te da la impresión de que en el próximo encuentro "vendrá con dinamita".

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