Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Kakistocracia

Nadie piensa si son capaces, serán buenos concejales o representativos de la sociedad a la que representan

Hace 40 años estrenábamos democracia. Las cosas había que señalarlas con el dedo porque no tenían nombre, como en Macondo. Los partidos políticos se estrenaban como agencias de selección de personal para el acceso a los cargos públicos. Todo era tan ingenuo que no había primarias ni los partidos hacían siquiera asambleas para elegir a sus candidatos pero ponían en los puestos a aquellos que pensaban eran los mejores. Algunos resultaron serlo, otros fueron un fracaso, incluso los hubo que degeneraron como el banderillero que llegó a gobernador civil.

De esa manera el PSOE puso al frente de su lista de Cádiz a un funcionario de mutualidades laborales que hacía de abogado laboralista de UGT en sus ratos libres. Eligió para encabezar la Diputación a un inspector de educación de Algeciras. UCD colocó al frente de su lista de Cádiz a un conocido profesor y escritor y como candidato a la presidencia de la Diputación a un reputado abogado. Las listas estaban llenas de sindicalistas, profesores, dirigentes vecinales , todos reconocidos por la sociedad .

El tiempo ha desgastado tanto la política que ahora los partidos hacen remedo de primarias, asambleas o cualquier otro procedimiento de amaño para que la dirección sitúe a los más leales al poder. Se hacen las listas pensando en la adhesión al líder . No se piensa en gente capaz, más allá de alguna excepción para adornar. Así terminan en las listas asesores del alcalde, esposas de amigos del alcalde, investigados por la justicia fieles al presidente provincial, leales al secretario local. Nadie piensa si son capaces, si serán buenos concejales, si son representativos de la sociedad a la que quieren representar. Cuando se muestran las listas parece obligatorio poner junto al nombre la profesión: algunos parecen no tenerla por lo que confunden profesión con titulación académica (el doctorado de Ramoní, la licenciatura de Lola Cazalilla). A algunos les de vergüenza decir que son políticos (Cherra), no es el caso de Fran González . Otros ponen su destino (funcionario de tal o cual administración) y algunos se titulan de manera edulcorada (gestor administrativo). Los hay que compran másteres y licenciaturas(algunos con dinero público), otros plagian libros o tesis. No hay que mesarse los cabellos(el que los tenga) más de la cuenta, ellos son como somos. Hemos pasado del gobierno de los mejores que señaló Platón a la kakistocracia, el gobierno de los peores. Luego nos quejaremos.

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