Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Juntos podemos

ADELANTÁNDOSE en un cuarto de siglo al Yes, we can de Obama, el Partido Comunista de Andalucía se presentó a las primeras elecciones autonómicas con el lema Juntos podemos. La frase no estaba pensada para movilizar un país sumido en una dura crisis, sino para insinuarse: los jerarcas del PCA pensaban que como nadie iba a sacar mayoría absoluta, gobernarían con el PSOE. Cosa que nunca ocurrió, porque los socialistas sacaron mayorías absolutas al principio, se las aviaron solos con la pinza, consiguieron una alianza barata con los andalucistas más tarde y recuperaron la mayoría absoluta finalmente.

En 1982, la CEA estaba lejos de ser el gigante en el que se ha convertido y todavía más lejos de llevarse tan bien como se lleva con el poder socialista en la actualidad: entonces, la patronal hizo una dura campaña netamente política, en la que un gusano comunista se comía la manzana socialista. El tiempo, el sentido común y la caída del Muro de Berlín conjuraron los miedos al peligro rojo, y ahora resulta que los comunistas tienen menos fuerza, menos militantes y menos líderes destacados, pero se relamen los labios ante la posibilidad de que el PSOE tenga que pasar por su fielato para mantener el poder en 2012.

Hoy día, sin embargo, el lema Juntos podemos podría servir para una campaña ciudadana destinada a darle confianza y seguridad a una sociedad angustiada. A Gómez Navarro, ex ministro de Felipe González y mandamás de las cámaras de comercio, se le ha ocurrido esa idea: es la Fundación Confianza de la que es portavoz junto a Antonio Garrigues Walker, Guillermo de la Dehesa y Miquel Roca i Junyent. Patrocinan el proyecto una veintena de grandes empresas nacionales. Y, a título particular, figura una larga nómina de personajes como Romay, los hermanos Gasol, el doctor Rojas Marcos, Juan José Millás o Ferran Adrià. Incluso han hecho un spot que están pasando por televisión con el lema de Esto lo arreglamos entre todos.

Está muy bien que la sociedad civil se movilice contra la depresión colectiva, ante la ausencia de liderazgo. Yo le pondría Invictus a los líderes políticos nacionales, lo mismo que Guardiola hace ver a sus jugadores reportajes épicos. Mandela demuestra que los líderes tienen que movilizar a su gente, pero a veces deben decirle lo que no quiere oír, e incluso llevarle la contraria. En el acto del Día de Andalucía, el presidente Griñán desaprovechó la ocasión de hacer un gran discurso político. Prefirió la lírica del 28-F, el lamento por el alto índice de paro y una reflexión académica sobre la educación. Él maneja sus tiempos: sostiene que no es el momento de movilizar a su partido, cuando faltan dos años para las elecciones de 2012. Pero los ciudadanos no pueden depender de la conveniencia electoral de nadie. Hace falta alguien que entone un Juntos podemos.

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