Por montera

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Juntos ante el acoso

EL sabio José Antonio Marina reflexionaba hace unos días a colación del fenómeno del acoso escolar, que se aferra triste a la actualidad. Y seguirá presente, por desgracia y a decir de Marina, que sostiene que nada queda solucionado por copar portadas y otorgar atención mediática durante el par de semanas que siguen a la muerte de la estudiante. La joven Arancha, de dieciséis años, se quitó la vida a raíz del acoso recibido en su instituto. Entre la niebla negra del dolor de esa familia por su hija, los titulares hablan ahora de la reacción de muchos de los compañeros, que dirigen sus iras y su frustración contra el entorno del supuesto acosador.

Me sumo a la reflexión de todo lo ocurrido por algo que le leí a Marina, insisto. El sagaz pedagogo entiende que el trabajo a realizar si queremos solucionar este problema es triple. Que hay que atender a las víctimas está claro. Que además existe una labor pendiente con los acosadores, también. Pero Marina habla de un tercer actor: los demás.

Dice el filósofo que el acoso se antoja harto difícil si el entorno muestra su rechazo. Y pone como ejemplo un proyecto en Finlandia, donde se ha trabajado hasta casi erradicar esta odiosa práctica; y lo han hecho precisamente influyendo en el grupo. Es importante que se fijen límites ante comportamientos inaceptables, es necesario que se planteen sanciones y también que se tengan referentes adultos con autoridad y como modelos de conducta. Pero la clave está en evitar que quienes presencian un comportamiento de acoso actúen con pasividad, ya que el mensaje que recibe el acosador es que lo que está haciendo no es tan grave. Incluso una mirada de censura puede detener este proceso fatal. Me viene ahora a la cabeza la película Solo ante el peligro. Supongo que porque no debería ser necesario que las víctimas, estos jóvenes violentados, tuvieran que convertirse en Gary Cooper para salir de ese fango en que los han metido. Y pienso en los casos de acoso colectivo, en los que cada uno de los chicos que lanzan un improperio está dando un empujón a la víctima hacia el abismo.

Que este asunto no se limite a seguir los tiempos propios de las noticias, tan efímeras. Que todos los que tienen algo que decir den un paso al frente. Los expertos como José Antonio Marina apuntan hacia ahí: a que, frente al acoso, dejemos de ser mero paisaje en el mediodía del recreo.

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