CUANDO los gobernantes inseguros quieren demorar la solución de un problema o no saben cómo afrontarlo, crean una comisión. Cuando tienen alguna idea de cómo solucionarlo pero les faltan los medios, elaboran un plan. De esta forma parece que hacen las cosas que deberían hacer y simulan el activismo y la diligencia de los que carecen.

La Junta de Andalucía tiene un plan. Mejor dicho, tiene muchos planes. Más de uno para cada semana del año que acaba de estrenarse y que viene con las del Beri. Según ha contado mi compañero Antonio Fuentes, los primeros presupuestos de la coalición gubernamental traen entre sus cifras más de cincuenta planes estratégicos a elaborar, aprobar o tramitar a lo largo del año. Son planes para dar y tomar, planes por un tubo, relevantes o insustanciales, pero todos ennoblecidos por la palabra estratégicos. Si un plan no va bendecido por el adjetivo estratégico resulta de inferior categoría.

Habrá una Estrategia para la Competitividad de la Economía, un Plan de Salud -ya es el cuarto-, un Plan de Vivienda, un Plan de Turismo, un Plan de Cooperación Internacional, un Plan de Creación de Empleo en la Municipalidad, un Plan de Formación, un Plan director para el despliegue territorial de la unidad de la policía autonómica -no es broma-, un Plan ante Grandes Concentraciones, un Plan sectorial para la Estrategia Digital, un Plan Estratégico del Trabajador Autónomo, un Plan Estratégico de Envejecimiento Activo de Andalucía y un Plan de Comunicación del Gobierno andaluz en el que se atenderá, cómo no, la perspectiva de género.

Mentían como bellacos los que denunciaron que la Junta de la era Griñán-Valderas estaba particularmente inactiva y que los consejos de Gobierno de cada martes aparecían vacíos de contenido. En realidad los consejeros del bipartito estaban enfrascados en la gestación de estos más de cincuenta planes -¡estratégicos!- gracias a los cuales Andalucía dará otro salto cualitativo que la pondrá a la cabeza de las regiones europeas o, cuando menos, en mejores condiciones que ninguna para la salida de la crisis (como auguró el presidente Griñán en sus primeros discursos navideños). Merced a esta planificación coordinada y multifacética que abarca a todos los aspectos de la vida pública nos enfrentaremos con éxito a un año que viene con las del Beri, con menos inversiones y más recortes que nunca.

Al llegar 2013 la Junta no tiene un plan, sino cincuenta planes. Uno por semana, y de carácter estratégico. ¡Qué plan de Junta!