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Jubilación en el Ateneo

En la hora del relevo, Ignacio Moreno se puede ir satisfecho porque ha sido un animador cultural en su ciudad

Según ha explicado él mismo, hoy, viernes 22 de junio, a las 18 horas, Ignacio Moreno Aparicio dejará de ser el presidente del Ateneo de Cádiz, siendo relevado por José Almenara Barrios, actual vicepresidente primero. Esta es una noticia de las que parecen increíbles, ya que Ignacio ha sido presidente de esta institución durante 18 años, y fue secretario durante los 18 años anteriores. Por consiguiente, su vinculación mantenía ya visos de continuidad permanente. Sin embargo, está próximo a cumplir los 65 años, y ha considerado que es el momento idóneo para jubilarse del cargo, dejando al vicepresidente primero como sucesor.

En los actos del Ateneo en los que ha intervenido, Ignacio Moreno ha recordado, de vez en cuando, los cientos de actividades que organizaba, ya que suelen tener al menos una o dos todos los días. Por supuesto, unas más concurridas que otras, pero todas llevadas con ilusión. Las actividades del Ateneo pasan por ser eso que se conoce como sociedad civil gaditana (son siempre las mismas personas, que se dicen: "¿tú también por aquí?"), y han sido de lo más variopintas. Desde los ingresos de nuevos ateneístas, hasta charlas, conferencias, mesas redondas sobre asuntos de actualidad, premios y galardones, tertulias… Allí se habla del Cádiz CF bajo los auspicios de Manolo Lapi; o se ha enseñado alemán por el docto profesor Hans Josef Artz, que no sé si ha conseguido discípulos germánicos.

Cuando le entregaron el premio Gaditano de Ley a Antonio Hernández-Rodicio en a Diputación, Ignacio Moreno pronunció un discurso con palabras que hoy se podrían considerar crepusculares. Aludió a una cuestión que le ha dado merecida fama en Cádiz: la colocación de placas o lápidas, en homenaje a personajes y eventos ilustres. Dijo que le hubiera gustado disponer de dinero para instalar varias más.

Se va con la satisfacción de haber puesto de moda la cubana en el verano gaditano, aunque no tanto el sombrero en invierno, ni el panamá estival. Pero, sobre todo, se puede ir satisfecho porque ha sido un animador cultural, una persona con voluntad de ser justo y no partidista. Sigue como presidente provincial de la Asociación Española contra el Cáncer. Y seguro que estará operante en la sociedad civil que han formado él y pocos más. Es parte de su modo de ser.

A veces incomprendido, siempre ha ido de frente. Porque él sí se comprendía, y sobre todo comprendía a esa ciudad que le duele. Gracias a Ignacio y sus colaboradores del Ateneo, Cádiz ha sido menos lánguida.

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