El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Efecto Moleskine

aNA SOFÍA / PÉREZ- / BUSTAMANTE

Juan Ramón Jiménez

EL viernes estuvo en Cádiz Carmen Hernández-Pinzón, sobrina-nieta de Juan Ramón Jiménez. Venía invitada por la Fundación Quiñones y la Asociación de Amigos del escritor, dentro del ciclo que este año dedican ambas entidades al centenario de la primera edición de Platero y yo. Carmen Hernández habló sobre la relación de Juan Ramón con el mar gaditano, íntimamente ligado a su historia de amor con Zenobia Camprubí. En Cádiz embarcó Juan Ramón tras Zenobia, a quien su madre se había llevado a Nueva York para alejarla de aquel hijo insolvente de familia arruinada, sin más oficio ni beneficio que la poesía. Poca gente sabe que la idea de las 'elegías andaluzas' había surgido en torno a 1906, y que hubo una primera versión de prosas poéticas sobre Moguer que experimentaron un cambio decisivo cuando Juan Ramón conoció a Zenobia en 1913. Él era hipersensible, depresivo y bipolar. Ella, una mujer inteligente, culta, práctica, alegre y puritana. Él se enamoró de ella de manera inmediata y radical. Antes de que se la presentasen le había cautivado su risa, que él escuchaba sonar al otro lado de la pared de su piso de soltero intransigente, maniático del silencio. Para acercarse a Zenobia Juan Ramón lo intentó todo, y consiguió enredarla en una traducción al español de Tagore, el gran poeta bengalí que había recibido el Nobel de literatura ese mismo año. En contacto con Zenobia y con Tagore el mundo íntimo de Juan Ramón dio un vuelco hacia la pureza y una mentalidad luminosa y vitalista centrada en el 'aquí' y el 'ahora', propia de la tradición oriental y del talante de la generación de Ortega y Gasset. La traducción de Tagore que Juan Ramón había apalabrado con el editor Francisco Acebal se retrasó porque él se peleó con Zenobia; de ahí que el poeta, para cubrir el expediente, permitiera que Acebal publicase una primera versión de Platero y yo escogida por el editor para la 'Biblioteca Juventud'. La historia de Platero y yo, el segundo libro español más editado y traducido después del Quijote, es larga. Hoy he querido tan solo, al hilo de Platero, evocar ese instante mágico en que un hombre triste se enamora de una risa al otro lado de la pared. Y se hace la luz.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios