Cada generación habrá pensado (con motivo) que su época vivía la expansión de un Mordor vertiginoso. Pero hace ya tiempo parece que nos va a succionar un agujero negro. Tenemos el avance del horror absoluto del extremismo islámico y su no poco desdeñable capacidad permeable -que nos va a comer por las patas porque no tenemos cojones, dice Pérez-Reverte. Y le podremos reír el cipotudismo, pero el buenismo roussoniano tampoco termina de convencerme-. El horror también es casi doméstico, como comprueba uno al meterse en cualquier foro. Y puede llegar a resultar descacharrante -¿nadie controla la cuenta de @realDonaldTrump?¿En serio? -. El mundo feliz de Huxley era tan "perfecto" que incluso tenían reservas para los que no encajaran. A Islandia. No te inmiscuyes, no nos inmiscuimos. Quiero una, quiero asilo. La Isla de la Comprensión Lectora. Ese es el mínimo. Y de ahí, todo es ir para arriba.

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