El Papado tiene un amplio historial de intrigas, traiciones y pecados. La silla de San Pedro, la herencia que dejó el sencillo Jesucristo, ha tenido una larga herencia de asesinatos, escándalos sexuales, lujos que distaban mucho de lo que preconizó Jesús y pecados de todo tipo. El poder divino empezó a convertirse casi desde el principio en la lucha por el terrenal y el Papa en vez de convertirse en un pastor de los cristianos se autoerigió en una especie de emperador. Cuanto más poder concentraba, más luchas encarnizadas y más intereses había para alcanzar el puesto. El juicio al cadáver de Formoso por su sucesor, la muerte misteriosa en pleno siglo XX de Juan Pablo I, los coqueteos con sistemas totalitarios... El Papado en el ojo del huracán desde el inicio de los tiempos. El camino es volver a la tradición, la más pura, la que acerca a los inicios. Francisco, en cierto modo, estaba en el camino pero ahora todo vuelve a estar patas arriba.

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