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Rafael Padilla
Violencia
El gladiador Insafoe, del que acabamos de tener noticia, debe estar a la altura del fenicio que dieron en llamar Valentín y luego resulta que se debía llamar Mattan. No sé si Insafoe se llamaba Pepe o le decían conforme se nombra a la gente en Cádiz: Cabeza, Gafa, Chino, Gordo o similar. Padres, no le pongáis nombres guais a los chiquillos, que aquí estamos en Cai y todo el mundo se llama Quillo, dejó escrito ese gran autor que debía trabajar bajando fachadas porque todo el mundo señala al espacio sideral cuando habla de él. Por lo visto Insafoe era gladiador tipo Máximo Décimo Meridio “comandante de los ejércitos del norte, general de las legiones Félix. Leal, sirviente del único emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, esposo de una esposa asesinada. Y juro que me vengaré en esta vida o en la otra”. No se sabe dónde estaba el anfiteatro gaditano, dicen. Yo les diría a los arqueólogos que vayan a la Punta antes de que aquello sea otra cosa. Ahora se llama Momart y el gran Reguera actúa allí dos veces al año. Aquello fue el Anfiteatro muchos años, ahora va a tener un nombre en inglés, no sé qué beach. Yo pienso en un romano y me sale del tirón Teletusa versión Alberti: “Ven Teletusa romana de Gades, ven a bailar al son de los crótalos de la Bética”, que la tierra te sea leve como leve le fuiste tú a la tierra. Nos habíamos quedado con Balbo el Mayor, el Menor, el instituto del Náutico y Columela, Con esto de los hallazgos hay que andarse con cuidado, sobre todo si intervine la política. Baste recordar el petardazo que pegó Mercedes Colombo anunciando el descubrimiento del Templo de Hércules, un ridículo de proporciones bíblicas. Recuerdo todavía cuando Mariano León, concejal del ramo, habló de la fuente romana de Jerez y salió el arquitecto que la había proyectado. Hay que andarse con mil cuidados. Cualquiera sabe si en el barco Delta 1 de las obras del muelle nos anuncian que ha aparecido Juan Cantueso, por decir un personaje que le gustará a la subdelegada subferiante, parafraseando al gran Pepe Barroso. Igual resulta que el acueducto del Tempul es gracias a Antonio Sanz, el consejero más dicharachero. Incluso podríamos citar la chirigota que supuso la colaboración del Libi con el Eterno, o que un día descubran que de todas las tumbas que se registran, aunque sea romana o sea fenicia, cuando la abren la calavera está muerta de risa. Que no dejen el recuerdo de Insafoe en el Museo de Cádiz, que lleva años con la mitad de sus salas cerradas y ahora nos va a costar el acceso una pasta por obra y gracia de #JUANMALOHARÍA, por mucho que grite en el pleno la concejala Beatriz Gandullo, que la pobre confunde valor y precio según famosa frase de Quevedo.
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