Inquietante

El asunto más está pidiendo un Juicio Arbitral para solucionar el desencuentro que una negociación política

Recuerdo una reunión de negociación con la patronal del transporte por carretera, de Málaga, en la Expo'92. Concretamente con el secretario general de la Oficia del Comisario de la Exposición Universal, José Luis Ballester Almadana, que era mi jefe. Recuerdo perfectamente que estaba viendo el momento en que Ballester se levantaría de la mesa y daría por concluida la reunión. No lo hizo, ni perdió la compostura ni la sonrisa. Cuando terminó, mucho tiempo después de haberse iniciado, y volvíamos a la Casa Sundhein, le dije que los representantes patronales me parecían unos impresentables y groseros, que no sabía cómo no se había levantado de la mesa y la había concluido. Me dijo muy serenamente que ellos defendían sus intereses con fuerza, que eso era lo normal.

He recordado este lance de la memoria por la negociación entre Gobierno y oposición sobre la renovación de los órganos judiciales, o sea, el Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Consejo General del Poder Judicial… ¿Finalmente el PP se ha levantado de la mesa de diálogo para la renovación, ha sido el PSOE, ni siquiera se ha constituido la mesa? Confiaba en los buenos oficios del magistrado Juan Carlos Campo, ministro de Justicia, además. Ha salido de Moncloa con los secretos de este pacto fundamental, el fracaso del mismo, digo. Y los indultos que han sido, además. No sé si le hago un favor a Ballester, seguro que no, si me permito darles el nombre de alguien capaz de aguantar el tipo mucho tiempo sin perder la compostura pese a los arriscados que sean todos. Porque es que no nos dicen dónde están los obstáculos insalvables, dónde los nombres imposibles, dónde las razones por las cuales no cumplen la obligación -unos y otros- de cumplir lo que la propia Constitución establece para la renovación de estos órganos fundamentales del Estado. ¿Lo arreglaría José Luis Ballester? Yo no tengo dudas, si lo que se trata tiene arreglo. Es que el asunto más está pidiendo un Juicio Arbitral para solucionar el desencuentro que una negociación política. Salvo que los dos grandes partidos estén jugando a un futuro en donde impondrían sus mayorías, o sea, sus candidatos. Y entonces los ciudadanos, qué. ¿Se trata de constituir un Tribunal Constitucional que en vez de tumbar por 6 a 5 un decreto del Gobierno lo aprobara por 5 a 6? ¿Eso se consigue teledirigiendo a los jueces desde los nombramientos? Si todos están por esa línea, mejor cambiarlo todo. Porque la imagen de la Justicia no serían las togas por el barro de los caminos sino algo mucho peor, que me niego a poner en palabras. ¿Inquietante, verdad? Sin duda

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