La cornucopia

Gonzalo Figueroa

¿Injurias?

HACE un tiempo, el alcalde de Puerto Real y diputado provincial, José Antonio Barroso, con ocasión del aniversario de la República española, se refirió al Rey Juan Carlos y a otros miembros de la Casa Real en términos que la Fiscalía gaditana entiende que podrían ser constitutivos de un delito de injurias, por lo que ha abierto diligencias informativas al respecto. Los epítetos empleados fueron, según la prensa y entre otros, los siguientes: "El Borbón es hijo de un crápula. El Borbón, de condición deleznable, el presente, no es menos deleznable de lo que su padre fue. El Borbón forma parte, de la parte más oprobiosa de la historia de nuestro país. El Borbón es algo de lo que nos debemos avergonzar. Y al Borbón aunque no lo colguemos con los intestinos de los obispos, lo tendremos que echar…" Luego, como para enmarcar democráticamente tanto vilipendio, agregó, "Lo tendremos que echar. Más temprano que tarde, de forma democrática…".

Hoy repaso lo publicado sobre el tema y no me resisto a efectuar un corto análisis moral y político de estas expresiones, más allá de cualesquiera acciones penales o civiles que la Fiscalía quiera emprender, algo que me es ajeno y que acato de antemano en mi condición de ciudadano común. Y lo hago porque no creo que este desplante del político Barroso haya sido suficientemente comentado, fundamentalmente por lo que tiene de bumerán, ya que resulta tan ridículamente arbitrario, anticuado y rancio, que podría explicarse, con cierta benevolencia, como propio de un revolucionario de 1917, pero no en la boca de un dirigente de izquierdas contemporáneo, elegido libremente y distanciado en casi un siglo de la revuelta rusa que fusiló al zar y su familia, imponiendo un sistema comunista de gobierno, hoy superado en todo el mundo, salvo en Cuba…y eso.

No pretendo aquí desarrollar una sesuda exégesis de tales palabras. Me basta con transcribir las de un comunista histórico como es Santiago Carrillo, que en un acto reciente en Diputación, conmemorativo del Bicentenario, expresó: "…los jóvenes del franquismo que no habían hecho la guerra civil, con el Rey a la cabeza, aprovechando la muerte de Franco, abrieron el camino al cambio político, a lo que también aspiraba la oposición democrática…y el PCE, con una dirección que compartían jóvenes y mayores, y que ya en 1956 habían planteado la necesidad de alcanzar una reconciliación nacional, aprovecharon esa puerta que se abría". Comparen.

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