Desde el fénix

José Ramón Del Río

Indignación desvergonzada

PARA salvar la cara al PNV, cuyo desacuerdo con los terroristas de ETA no va más allá que a la condena verbal de la violencia, el PSOE ha presentado en ayuntamientos del País Vasco, gobernados por ANV -que fue la cobertura legal y política con la que los etarras se presentaron en las últimas elecciones municipales- mociones con el objeto, no de quitar el gobierno a los terroristas gobernantes del municipio, mediante la "censura", que es el procedimiento legalmente habilitado, sino para invitar a los ediles de ANV a dimitir, si no condenan la violencia de ETA. Con estas mociones, llamadas de "ética", se pretende, en lugar de echarlos del Ayuntamiento, como ocurriría con la moción de censura, que ellos solitos se marchen, si no se pronuncian contra ETA. La inutilidad de estas mociones es patente porque, además de salir adelante, se necesita que la acaten los afectados. Todo ello, porque el PNV no quiere votar a favor de una moción de censura y el PSOE no quiere ponerlo en ese trance.

Ya van en cinco días tres mociones "éticas" fracasadas en los Ayuntamientos de Mondragón, Hernani y Bergara. En la primera, la única concejal del PP se abstuvo en la votación al considerar que se trataba de una pantomima esa invitación a dimitir a los concejales de ANV, si bien advirtió que, cuando la moción a presentar fuera de censura, le dieran un papel en blanco para poner la firma. Pues bien, esta actitud razonable ha hecho abrir la caja de los truenos a la vicepresidenta del Gobierno que ha calificado de "indigno" el comportamiento de la concejal, porque, con excusas "...permite que al frente de este Ayuntamiento continúen personas que amparan la violencia terrorista". Deliberadamente olvidó decir algo tan importante, como que la concejal del PP no se había abstenido al votar una moción de censura, sino en la votación de lo que llaman "moción ética", que no sirve para nada y también olvidó que fue su Gobierno el que hizo posible que los de ANV se presentaran a las elecciones, no impugnando todas sus listas y las ganaran en algunos lugares.

No parece propio de un cargo institucional, como es la Vicepresidencia del Gobierno, que se comporte, en una rueda de prensa, a la salida de un Consejo de Ministros, como si fuese la activista del partido en un mitin electoral. Estaba actuando, como portavoz de un Gobierno que lo es para todos los españoles, usando, para su rueda de prensa, como es natural, dependencias y medios públicos. Por ello, su declaración, ocultando datos, no se corresponde a las circunstancias propias de un gobernante y es inferior a la calidad y mérito de la persona de que se trata. A esto es a lo que el Diccionario de la Lengua, llama "indigno".

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