EL ALAMBIQUE

Salvador / González / Mateos

Húmeda resaca

EL tradicional "nunca llueve a gusto de todos" ha dejado paso a un unánime "de agua hasta la coronilla". Campos, casas, playas , infraestructuras y negocios han quedados marcados por la mayor pechá de agua de las últimas décadas en el sur de Andalucía. Afortunadamente nuestros pueblos acometieron el Plan Integral de Saneamiento del Guadalete que ha hecho posible el alivio de los interminables aguaceros sin graves inundaciones en los barrios y en las calles céntricas de la ribera.

Ahora que tanto se habla del cambio climático, he aquí un pequeño ejemplo de cómo la inversión en infraestructura medioambiental es básica para minimizar los daños que puede ocasionar la naturaleza. Lo caído en las últimas semanas hubiera dejado en la ruina a miles de viviendas y negocios con los obsoletos alcantarillados de los años ochenta.

Las pasadas fiestas han dejado tras si una resaca húmeda. El tornado, el temporal, las filtraciones en tejados y paredes procurarán miles horas de chapuces. Miles de kilos de pintura antifúngica se venderán. Y en el litoral hará falta mover más camiones de arena y reparaciones que nunca. Por lo menos algunos harán caja.

Los chavales tras quedar prisioneros de las consolas y televisiones andan con mono de deporte y juego callejero. Algunos añoran a sus compañeros de estudios y profes. Tantos días de encierro casero afecta a todos. Los mayores acumulan el verdín y el óxido en sus cuerpos, añorantes de los paseos perdidos. En pequeños negocios y bares anda mosqueados con los hombres del tiempo, que parece que han trabajado por cuenta y en exclusiva para los grandes centros comerciales en estas vacaciones navideñas. Los agricultores van a sacar santos con paraguas pidiendo una escampaita larga. A Papa Noel y a los reyes Magos les pidieron zodiacs y bombas de achiques.

Finalmente algún economista ilustrado nos dirá que todo tiene su parte buena. Que la ruina de las cosechas por inundaciones elevará los precios de los productos agrícolas y eso, unido al encarecimiento del barril del petróleo, frenará la temible deflación. En fin, ¡ que hartura de agua y de pamplinas!.

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