Nunca están de más las campañas de concienciación, e incluso las de sanción a los dueños de perros que no limpien lo que su mascota ensucia en la vía pública. Incluso se diría que están dando resultados: cada vez son más las personas que portan en su paseo diario un auténtico kit de aseo, en el que añaden a la habitual correa, las bolsas de plástico para recoger excrementos y las botellitas de agua jabonosa para los orines. Un desfile de civismo encomiable y que nos reconcilia con esa parte de la especie humana. Bravo. Ahora sólo falta que la otra parte, igual de numerosa o más, que arroja toda clase de desperdicios humanos al suelo, como bolsas, envases de chucherías, latas de bebidas, paquetes sobrantes de comidas y todas las clases de papeles inventados, se acoja a la educación de la limpieza. O igual tendremos que adiestrar a perros para que los denuncien.

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