Hoy es 16 de julio

El Carmen cambiará hoy la gloria por la penitencia. Se perderá el clamor, el júbilo, la música, los cargadores,,,

Hoy es 16 de julio y no saldrá la Virgen del Carmen a las calles de Cádiz. A las ocho de la tarde no se abrirán las puertas de su templo, no aparecerá la cruz de guía, no la seguirá el cortejo carmelitano. No la veremos a Ella, en su paso de palio, asomada a la Alameda, para recorrerla en triunfo y bendecir el mar de Cádiz. No podrá seguir hacia la plaza de Mina, que es uno de sus rincones preferidos, donde la esperaban los niños interrumpiendo sus juegos, expectantes junto a sus padres, bajo las luces de un atardecer que declina, las últimas ráfagas de sol que brillan en la corona del Niño. Tampoco seguir, cuando la noche avance, hasta regresar por Veedor y Bendición de Dios, donde la aguardaría el Mentidero para recordarle que es su Reina coronada, y que siempre lo será en el Carmelo de sus corazones.

Hoy es 16 de julio y faltará la Virgen del Carmen. El atardecer, en las calles gaditanas, será de un 16 de julio diferente, como si no lo fuera. Un día más, un día menos. Una ausencia doliente, que nada puede reemplazar. Una nostalgia íntima, hundida en el tiempo de otros años. ¿Quién sabe qué recuerdos le dejó a cada cual? Sólo se sabe que no suena la música de sus marchas, que los cargadores de Manolo Ruiz Gené no la llevarán hoy sobre sus hombros, con ese mecido tan suyo, que es elegante, como olas de un mar en calma. Y la noche será más oscura, no en las almas, ni en los versos de Juan de la Cruz, sino en las calles tristes que no ha recorrido, donde la cera no se queda como la huella de que pasó por ahí.

Hoy es 16 de julio y el verano de Cádiz no parecerá tan verano. Puede que lo sea en las playas con mascarillas, en los bares del coronavirus con sus terrazas, en el calor propio de este tiempo. Pero no parecerá verano, ni julio, ni el día 16 en Cádiz. Falta la Reina del Mentidero, la que ponía su luz quién sabe dónde, desde que atravesaba el cancel del Carmen para salir a la Alameda.

Hoy es el 16 de julio más raro que hemos vivido. Pero, a pesar de los pesares, hoy es un 16 de julio. Cambiará la gloria por la penitencia. Se perderá el clamor, el júbilo, la música, los cargadores… El obispo, Rafael Zornoza, presidirá esta tarde una misa ante la Virgen del Carmen, ofrecida por las víctimas del coronavirus. Será un recuerdo luctuoso y esperanzado, en este 16 de julio doloroso. La Estrella de los Mares no alumbra sólo los momentos felices, sino que acoge con su escapulario a los que sufren, y no se olvida de sus hijos en la puerta del cielo. Ni cuando sale a las calles, ni cuando nos espera en su templo de la Alameda.

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