ESTOS días, lo que tendría que ser un orgullo para nuestra ciudad al hacerse cargo el primer consorcio hotelero mundial, el Grupo Hotusa, de unos de los hoteles más emblemáticos de El Puerto de Santa María como es el Hotel Monasterio San Miguel, resulta que es todo lo contrario. Cuando la modélica plantilla de trabajadores de este veterano hotel se desayunó en una mala mañana que la nueva empresa propietaria iba a presentar un ERE para despedir a 19 trabajadores, queriendo también eliminar varios departamentos vitales para la buena marcha del negocio, externalizar el trabajo de las camareras de piso y cambiar con grosería y muy poca vergüenza las condiciones del resto del personal, el gozo se fue directamente de cabeza a los Pozos de la Piedad, y el orgullo del que antes hablaba se ha convertido en rabia, en coraje y en enojo cuando te das cuenta que estos listillos de nuevo cuño -en este caso aupados por la inmisericorde reforma laboral-, han venido a El Puerto para hacernos un 'Clemente', o sea, para quedarse con la gente.

Estos elementos son tipos sin escrúpulos -no los conocen- que van adquiriendo hoteles por el mundo y a la par deshaciéndose de sus plantillas sin justificación creíble alguna. En su política empresarial no cuentan las personas, ni sus familias, ni sus sueños, ni la madre que los parió, tan sólo hacen palpable una ambición desmesurada que les lleva a llenarse los bolsillos con el sudor de los flamantes esclavos del siglo XXI.

El nuevo negocio de modelo hotelero provoca una precarización total de las condiciones laborales además de abusar de contratos temporales, de formación, de tiempo parcial, y de lo que les dé la real gana camuflados en eufemismos tales como los ya clásicos 'programas de formación y de transmisión de valores corporativos para recién graduados y estudiantes de máster para afinar su calidad profesional, facilitando así la integración laboral'. Esta sí que es nuestra verdadera historia de horror. Nuestro Halloween particular.

Mañana viernes de 17:00 a 19:00 horas, deberíamos pasarnos y unirnos a la concentración de protesta que mantienen los trabajadores del Hotel Monasterio San Miguel en las puertas del mismo.

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